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Arturo Medellín Anaya*

El ego unido al amor propio  a veces sube cero y no contiene.

Desde que apareció FB, la multiplicación de poetas se ha vuelto exponencial. En la misma medida en que la producción de poesía, continúa inalterable.

Siempre ha sido más o menos lo mismo, pero uno no andaba enseñando sus textos a diestra y siniestra, hasta daba vergüenza ser poeta, de ese sano pudor no queda nada.

Las instituciones, siempre urgidas de justificar su existencia, han creado mecanismos para que los aficionados a la prosa cortada, ganen concursos, organicen cofradías y editoriales, y griten a golpe de mensajes, que ellos son la maravilla enmascarada, que viva la libertad del verso, y que todos somos poetas mientras no se demuestre lo contrario.

En mis tiempos era muy diferente, ser poeta despertaba todo tipo reticencias porque o estaba chisqueado o era puto, o las dos cosas, así, que nos formábamos escondiendo los poemas, y si por mala suerte uno sacaba un premio, iba a esconderse junto con los poemas. No fuera a ser que le pidieran prestado, durante el breve tiempo que comería tres veces al día.

Hasta mañana.

*El maestro Arturo Medellín Anaya es artista plástico profesional, editor de libros, escritor de novelas, ensayos, cuentos y poesía.

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