Por María Jaramillo Alanís
Hay alianzas ganadoras, como las que supo construir el presidente Andrés Manuel López Obrador con Morena, PT y Verde Ecologista y es la marca más votada y más aceptada por los votantes, harto demostrado. Otras, como la de “vamos por México y lo que dejamos” del Mr. X, son perdedoras porque sólo los une el interés personal y la ganancias.
Pues así se hizo la sociedad entre Marko Cortés con Francisco García Cabeza de Vaca, la imagen –que él mismo Vaca se hizo- enlodada, llena de sospechas de nexos con gente innombrable, dieron como resultados, obvios, que el panismo más rancio les hizo el fuchi, más claro, les dieron una patada en el trasero.
El líder nacional del PAN ha sido cómplice del exgobernador de Tamaulipas, de quien ha recibido millones de pesos para comprar espacios políticos y candidaturas panistas. No hay que perder la memoria, Marko estuvo en nómina estatal igual que el porro de Javier Lozano, esas fichitas le costaron a los tamaulipecos.
La evidencia más clara de que esta torcida alianza está a la baja, fue la exclusión de Cabeza del equipo de Xóchitl Gálvez, cuya candidatura está en caída libre y no despierta la más baja pasión.
Marko, recientemente, había nombrado a CDV coordinador de Seguridad del Frente Amplio por México, pero tras las críticas por sus vínculos con la delincuencia, la aspirante presidencial lo dejó fuera de su equipo.
Tal decisión constituye un serio revés para Cortés, de quien aseguran ha recibido de parte del panista tamaulipeco, una millonada para mantenerlo vigente.
Marko Cortés es repudiado dentro del PAN por proteger y mantener su alianza con Cabeza de Vaca. Entre el grupo de Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, Marko Cortés y Cabeza de Vaca están apestados porque son un lastre para el blanquiazul.
Cabeza es un saco lleno de gusanos para el PAN, por eso nadie quiere nada con él, ¡ni los azules! No es casual, Pancho arrasó con el panismo honesto y adoctrinado y avasalló a punta de amenazas y dinero a lo que queda del albiazul.
En Tamaulipas, a CDV se le acabaron los amigos y los colaboradores de confianza, por eso quiere lanzar a Mariana Gómez Leal, su esposa, en pos de la senaduría, ante la imposibilidad de postularse él mismo, pero además tiene en contra la voluntad de los grupos tradicionales de Acción Nacional. Aunque Mariana no canta tan mal las rancheras en eso del saqueo, cosa de preguntar en el DIF estatal. Es tan malo el azul como la despintada.
Como el ex gobernador está urgido de fuero, quiere asegurar a toda costa al menos una voz en el Senado que esté incondicionalmente a su servicio, que abogue por él, cuando vaya a parar a la cárcel.
Pero la mala fama ya es un karma para toda la familia cabecista, por tanto daño causado a los tamaulipecos, que ni con todo el oro del mundo podrán comprar los votos que necesitan. ¡Ni en sueños!
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.