Equipo de prensa de Carmen Lilia, una partida de golpeadores.

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Por María Jaramillo Alanís

Ciudad Victoria, Tamaulipas.-Carmen Lilia Cantú Rosas Villarreal, alcaldesa de Nuevo Laredo, tiene la mesa puesta para reelegirse; el problema es su piel de durazno. No aguantó ni la protesta que frente a ella realizaban habitantes que denunciaban abusos en ITAVU, ni mucho menos las preguntas de reporteros al respecto. En lugar de respuestas su equipo de prensa optó por el ataque a los medios.

Mientras una compañera le preguntaba lo que seguía para la dinastía de Carmen Lilia, otro reportero le cuestionaba con insistencia sobre la manifestación. La alcaldesa simplemente hizo caso omiso; se arregló el cabello, se tomó ‘selfies’, se sujetó del brazo de un hombre regordete y dio media vuelta para retirase.

En ese instante, un camarógrafo que está a su servicio en el municipio, golpeó por la espalda a la que escribe; así sin más, con toda  su humanidad y cámara en ristre, no le importó ni siquiera que unos minutos antes lo presentaron como buen fotógrafo en la sala de prensa que montaron para que cubriésemos el segundo informe del gobernador Américo Villarreal Anaya.

Simultáneamente, otro sujeto, de barba de estatura media, se abalanzó frente a nosotros para impedirnos que la alcaldesa escuchara la queja que dimos de inmediato por el ataque. Entre gritos le dijimos que su equipo de prensa nos golpeaba, un pequeño grupo de porros bien adiestrados nos rodearon, golpearon e impidieron realizar nuestro trabajo.

La soberbia nunca es buena, Carmen Lilia podría ser de nuevo alcaldesa pero su equipo de prensa se comporta como delincuentes.

Quizá para Cantú Rosas no sea nueva la actitud de su grupo de prensa, es probable que sea una estrategia mediática para ‘romper’ entrevistas incómodas y alejar a los medios de comunicación para no informar sobre lo que se hace o deja de hacer en Nuevo Laredo.

Lo cierto es que cuando todo había salido bien con el equipo de prensa estatal –aunque solo dieron bocadillos, agua y café helado, pero digamos, un buen trato—vinieron los de Carmen Lilia y mancharon el ayate.

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