Cada verano…

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María Jaramillo Alanís.

Siempre pienso en las vacaciones de verano como en una escena caribeña. Quizá porque desde niños, mis hermanos y yo, que recuerde, jamás salimos a la playa, no fuimos más allá del San Marcos, ahí aprendimos a nadar y a pescar y claro “hacer patitos”

Estos días platicando con mis tías Ana María y Rosa Elia, “las muchachas” como solía llamarles mi padre, salió a colación la acequia del 17, dije que fue una verdadera imprudencia de los políticos tapar aquella maravilla natural, tía Anita atajó;

-Era tan bonita, bajaba aquí por el 21 Guadalupe, ahí donde esta esa lomita, (señalando con su mano hacía lo que era la otra fábrica de ixtle) bajaba hasta el 17 y subía.

Mi tía Anita acompañaba a su mamá María Guadalupe, a entregar tortillas que echaba a mano y las vendían en las casas ricas de la Mártires (Mártires de la Democracia) y por el 18 Ocampo.

-Ya no está la acequia mijita, pero tampoco las familias donde tu abuela y yo entregábamos las tortillas. Aquellas casas están abandonadas.

Y tiene razón mi Tía Anita, la mitad del centro histórico de Victoria, está abandonado, las casas de sillar se caen a pedazos, a sus dueños les sale más barato dejarlas caer que remodelar.

Además aún y cuando están censadas por el INAH como patrimonio histórico urbano, este organismo no destina un céntimo para su remodelación, a lo mucho se hacen de la vista gorda y dejan de  proteger el acervo histórico, cultural  inmaterial de casas de sillar, tierra, cal, piedra o bien de techos de palma y de adobe.

De hecho, si ustedes visitan el edificio que alberga el ayuntamiento de Victoria,  es evidente que le urge una remodelación;  apuntalamiento, mejora en escaleras, columnas y en sus techos cóncavos, pero el INAH no permite ni una manita de gato, pues entonces multarían.

Pero además hay servidores públicos que no aprecian lo bonito del centro histórico de Victoria, no les importa, porque para ellos lo moderno es lo que le da valor a los edificios.  Y peor, si nuestros ciudadanos tampoco se interesan por sus bellezas, las autoridades harán cera y pabilo de la vieja arquitectura.

Vaya  y vea las remodelaciones que han realizado al palacio de gobierno, son horrorosas.

El  edificio con un arquitectura Art deco, paso a ser kitsch; placas de cemento en las jardineras, planchas con los escudos de armas de los 43 ayuntamientos pegadas  sobre el balcón que circunda el primer piso,  y un rótulo con el nombre de Tamaulipas en color guinda en el segundo piso, que de verdad se pierde. El domo fue instalado y es corredizo, el mural que plasmó Ramón García Zurita  y que debería ser restaurado, no ha sido terminado y, claro, ha sufrido décadas de abandono un poco más no se notará.

Pensaba en mis vacaciones de verano,  y no hay mejor lugar en el mundo que junto a la familia; mis tías que por estos días como en los viejos tiempos, vienen a pasar unos días a la casa donde nacieron, con la noria al centro que tiene harta agua, un árbol de mante que está lleno de frutos deliciosos, una pagua, nogales, guayabos,  palmas datileras  y de la región.

Las mejores vacaciones en los brazos de los recuerdos y del reconocimiento, cariño y apego a la familia en la casa de los abuelos.

Ibiza y Cancún pueden esperar, lo más bonito es Benito Juárez, Bacalar, Mahahual, la Bahía de Chetumal, claro, La Pesca y Miramar,  por ahora solo me quedo con los recuerdos de nuestra bella Ciudad Victoria, defendámosla y exijamos una ciudad más digna.

“Que viva Victoria…por siempre gloriosa”

Desde Mi Trinchera Vietnamita.

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