Sea Kamala o Donald, Estados Unidos mantendrá la ley del garrote

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Por María Jaramillo Alanís

El impacto de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la relación que sostiene con México, es siempre significativo debido a la relación económica, política y social estrecha entre ambos países.

Con  3,000 kilómetros de frontera, temas tan críticos como el traspaso de aguas, la migración, el tráfico de armas de Estados Unidos a los cárteles de las drogas,  y obviamente el trasiego, pero además de los 47.8 millones de mexicanos que viven en suelo estadounidense.

Sabemos que el resultado de estos comicios podría moldear el futuro de la relación bilateral en varios aspectos.

Históricamente, los gobiernos republicanos han favorecido acuerdos más pragmáticos con México, mientras que las administraciones demócratas, a pesar de su discurso de inclusión y derechos humanos, han implementado políticas de migración rígidas.

Recordemos, por ejemplo, cómo Barack Obama deportó a miles de inmigrantes, acciones que fueron criticadas por ocurrir durante las madrugadas, en un contexto de vulneración a los derechos humanos. Esta contradicción en las políticas migratorias muestra que las posturas partidistas no siempre se alinean con sus propuestas de campaña cuando se trata de la relación con México.

Ahora, el reconocido historiador Allan Lichtman, experto en predicciones electorales con su método de las “13 llaves”, sugiere que Kamala Harris, candidata demócrata y actual vicepresidenta, tiene más posibilidades de ganar frente a Donald Trump. Las 13 claves de Lichtman se basan en factores políticos, económicos y sociales que influyen en la estabilidad y popularidad del partido en el poder. Según su modelo, Harris lidera sobre Trump, lo que implica, al menos en teoría, una continuidad de las políticas demócratas hacia México.

Entre las claves del modelo de Lichtman, algunas de las más relevantes para México incluyen la estabilidad social en EE. UU., donde, según el historiador, no se han producido conflictos significativos en el último periodo, y la capacidad del actual gobierno de gestionar grandes éxitos diplomáticos y militares, como el apoyo a Ucrania. No obstante, el modelo también señala el riesgo de un “fracaso” diplomático debido a la crisis en Gaza, lo que da puntos al lado republicano.

Si Harris llega al poder, su enfoque probablemente seguirá priorizando temas como el cambio climático, políticas migratorias de control, y quizás, un enfoque de derechos humanos que podría influir en la cooperación y en la asistencia de seguridad para México.

Sin embargo, los gobiernos demócratas también han mostrado ser menos favorables a medidas de seguridad agresivas en la frontera y a un mayor control en la venta de armas, lo que podría tener implicaciones en el combate al narcotráfico en México.

Por otro lado, una victoria de Trump podría traer de regreso políticas restrictivas y de presión hacia México en temas de migración y seguridad. Trump, quien ya utilizó en el pasado amenazas de aranceles para forzar la cooperación en materia migratoria, podría implementar medidas de presión similares.

Hoy es el día D y los estadunidenses elegirán a quien los gobierne, y definirán una vez más un panorama crucial para México. La clave estará en cómo el próximo presidente estadounidense, sea Harris o Trump, decida abordar la compleja y delicada relación entre ambos países, que exige pragmatismo, cooperación y, sobre todo, respeto hacia los derechos humanos de los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, y de aquellos que cruzan la frontera en busca de oportunidades.

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