Por María Jaramillo Alanís
El gobernador Américo Villarreal Anaya participó en la 50ª Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Este encuentro, reunió a mandatarios y servidores públicos clave del país, reafirmó el compromiso de las autoridades estatales y federales con la construcción de paz.
Sin embargo, la realidad en Tamaulipas plantea una interrogante inevitable: ¿estos acuerdos nacionales se traducen en soluciones tangibles para los ciudadanos?
La presidenta Sheinbaum subrayó un punto fundamental: la necesidad de que los gobernadores lideren las reuniones de seguridad en sus estados. Villarreal Anaya ha cumplido con esta directriz, presidiendo regularmente las reuniones y encabezando esfuerzos locales.
No obstante, los resultados en el día a día no han sido suficientes y queda pensar en que alguien no está haciendo bien su trabajo, claro, necesariamente tendríamos que voltear a ver a la Secretaría de Seguridad donde mandan los generales, esos que no escuchan a nadie y menos a las mujeres.
La inseguridad en zonas bien focalizadas, no podemos ocultarla a golpe de teclazos, esta sigue siendo una constante en algunas carreteras, comunidades rurales y zonas urbanas vulnerables.
El programa “Senderos de Paz”, anunciado como una estrategia para iluminar municipios y generar espacios más seguros, refleja una apuesta por abordar la inseguridad desde un enfoque preventivo. Pero la luz que promete este proyecto tendrá que ocultar las sombras de problemas más profundos: corrupción en corporaciones policiacas, falta de coordinación efectiva y una justicia que suele llegar tarde, si es que llega, v.gr. el mismísimo Pancho N.
En este contexto, el llamado de Sheinbaum a recorrer los territorios y acercarse a las comunidades no es solo un consejo político; es una exigencia de la ciudadanía, que quiere ver a sus líderes cerca de los problemas, con soluciones concretas y no solo con discursos.
El gobernador Villarreal tiene la oportunidad de convertir a Tamaulipas en un ejemplo de cómo la colaboración entre el estado y la federación puede dar frutos. Pero para ello, es indispensable que las políticas de seguridad sean más que iniciativas simbólicas, los tamaulipecos necesitan acciones que transformen su día a día, que devuelvan la tranquilidad perdida y que no dejen lugar a dudas de que la paz no es solo un ideal, sino una meta alcanzable.
Por ahora, la balanza entre los compromisos políticos y las exigencias ciudadanas aún está desequilibrada. La tarea de Villarreal Anaya es titánica, y no es nada fácil, pero es urgente recuperar los espacios comunes que los delincuentes suponen de su propiedad.
El llamado lo hizo la presidenta Claudia en la reunión del Consejo Nacional de Seguridad: “La mayoría de las Fiscalías son autónomas, pero ustedes también tienen comunicación son sus Fiscales estatales y esta es una parte importante que tenemos que desarrollar conjuntamente para poder disminuir la impunidad, que finalmente es una tarea de los tres Poderes, del Ejecutivo, de la Fiscalía con su autonomía; del Legislativo también y también del Poder Judicial que no puede hacerse a un lado de este proceso; y aquí no hay división política, no hay politiquería que valga, tenemos que caminar juntos en este proceso”.
Las y los tamaulipecos somos mucha pieza, fuimos capaces de echar al sátrapa de Cabeza de Vaca e hicimos polvo a su partido, al PRI y al Perredé, también somos capaces de exigir resultados.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.