Por María Jaramillo Alanís
La política social en Tamaulipas ha dado una lección de compromiso con el programa Transformando Familias, al llevar la brigada navideña a la zona cañera, el Gobierno del Estado y el DIF Estatal, no solo entregaron apoyos materiales, sino esperanza y dignidad a casi 13 mil personas de municipios como Aldama, González, Gómez Farías, Llera, Xicoténcatl y El Mante.
El evento no fue una simple feria de servicios, encabezado por el gobernador Américo Villarreal y la Presidenta del DIF-Tamaulipas, Dra. María de Villarreal, representó el modelo de política humanista que entiende las necesidades reales de la población. Aparatos funcionales, microcréditos, certificados de educación básica, paquetes de vivienda y estímulos económicos no son simples dádivas; son herramientas para empoderar a las familias y construir comunidades más fuertes.
Sin embargo, no todos los actores políticos están cegados y no quieren el bienestar de la población, como ejemplo de ello, están los alcaldes de los municipios como Antiguo Morelos, Nuevo Morelos y Ocampo, cuyas autoridades han optado por la cerrazón y la indiferencia, negándose a colaborar en iniciativas que beneficiarían directamente a sus habitantes.
Esta postura es un recordatorio de cómo las diferencias políticas pueden convertirse en barreras al desarrollo social, priorizando intereses personales sobre las necesidades de las comunidades que dicen querer y gobernar.
La Navidad simboliza unión, solidaridad y esperanza y es lamentable que algunos “líderes” locales no hayan entendido este mensaje, intentando privar a sus comunidades de oportunidades que mejorarían su calidad de vida. Frente a ello, la administración de Villarreal Anaya reafirma que el bienestar de las familias tamaulipecas es la verdadera prioridad, más allá de divisiones partidistas o intereses personales.
En tiempos de cerrazón, de aquellos que añoran los malos gobiernos, Transformando Familias es un recordatorio de que la política debe servir al bien común.
La solidaridad demostrada en la zona cañera es una muestra tangible de que, cuando hay voluntad, los beneficios pueden llegar a todos, incluso a quienes han sido olvidados por años.
El reto ahora es claro: seguir transformando vidas y superar cualquier obstáculo que se interponga en el camino, pésele a quien le pese.
De regreso a la capital, Américo y María se dieron tiempo para participar en el desfile navideño que arrancó en el Paseo Méndez y concluyó en la Plaza Juárez, donde se dio el encendido del Pino, así como la iluminación del edificio sede del Poder Ejecutivo.
No faltó ni el champurrado, los villancicos interpretados por la Banda de Música del Gobierno Estatal. Una noche mágica que da inició a la época más bella del año; la Navidad.
Desde Mi navideña Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.