María Jaramillo Alanís
A los del Partido Acción Nacional se les olvida cuando hablan de que en Tamaulipas hay harta inseguridad los miles de muertos y desaparecidos de Felipe Calderón y su Ángel de la muerte, Genaro García Luna, preso en el gabacho. También pasan de largo, sin rubor alguno, los asesinatos cometidos por las policías de Francisco García Cabeza de Vaca, pero además el saqueo criminal de los dineros públicos.
Hoy, aunque les pese, el Gobierno de Tamaulipas mantiene un compromiso con la seguridad y el bienestar de la ciudadanía, respaldado por una estrategia integral basada en inteligencia, prevención y reconstrucción del tejido social. La seguridad no es solo cuestión de operativos de policías superespeciales como el que creó Vaca, los GOPES de tristísima memoria, sino una política de Estado que garantiza la paz con estrategias coordinadas entre los tres niveles de gobierno.
El comunicado del Partido Acción Nacional (PAN), en el que sostienen que se minimiza la violencia “que asola” a Tamaulipas, el panismo algún día, en alguna vida, tendrá que entender que la seguridad no debe ser utilizada como un instrumento de manipulación política ni como una bandera para la desinformación. Más claro; el panismo miente.
A diferencia del pasado reciente, en el que Tamaulipas fue sumido en el caos por la falta de coordinación y la corrupción y colusión de sus gobernantes con los criminales, hoy el estado avanza con un enfoque serio, con inteligencia y presencia efectiva de las instituciones de seguridad.
Resulta irónico que quienes dejaron Tamaulipas en una crisis de violencia sin precedentes ahora pretendan erigirse como jueces y consejeros. Basta recordar el estado en el que dejaron la entidad: carreteras intransitables, ciudades sometidas por el crimen y una administración estatal que, en lugar de coordinarse con la Federación, se confrontaba con ella, agravando la inseguridad.
Es falso que el gobierno de Américo Villarreal Anaya minimice la seguridad. Prueba de ello son las acciones como el despliegue de fuerzas estatales y federales, y los encuentros con alcaldes de la zona fronteriza para reforzar la coordinación con el gobierno federal.
Respecto a la rehabilitación del estadio de béisbol, este proyecto representa el desarrollo que Tamaulipas merece, en contraste con el abandono y deterioro en el que las administraciones panistas dejaron la infraestructura deportiva y social. No se trata solo de un espacio para el deporte, sino de recuperar espacios dignos para la convivencia y el sano esparcimiento, algo que el PAN nunca priorizó mientras desviaba recursos en beneficio de unos cuantos.
A propósito del Parque de Beisbol López Mateos allá en la querida Reynosa, que le ha tocado mala suerte con casi todos sus alcaldes; en el 2006 Pancho García Cabeza de Vaca y Horacio Ortiz Renán, alcalde y secretario del ayuntamiento, dieron permiso a los delincuentes para que realizaran el día del niño y de la madre. Cínicos.
Su legado es el de la violencia, el abandono y la corrupción. Hoy, Tamaulipas avanza con un modelo de seguridad basado en responsabilidad y coordinación, y no permitirá que los responsables del desastre del pasado frenen su desarrollo con discursos oportunistas y llenos de hipocresía.
Los tamaulipecos tienen memoria. Y no es el PAN quien puede dar lecciones de seguridad ni de administración pública.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.