Por María Jaramillo Alanís
La evaluación ciudadana es, en muchos casos, un termómetro que mide no solo la popularidad de un alcalde, sino también la percepción de su gestión y el impacto real de sus políticas en la vida diaria de la gente.
En el más reciente estudio de Demoscopia Digital, Eduardo Gattás Báez se ubicó entre los alcaldes mejor evaluados de Tamaulipas, con un 50.8% de aprobación. Mitofsky confirmó esta tendencia con un 49.2%, destacando factores como transparencia, eficiencia financiera y participación ciudadana.
Sin embargo, más allá de los números, la pregunta es: ¿qué significa realmente esta calificación para Victoria?
El trabajo conjunto con el gobernador Américo Villarreal Anaya en la rehabilitación de vialidades, infraestructura urbana y servicios públicos ha sido clave en esta evaluación positiva.
Las acciones en estos rubros han permitido una mejora visible en el día a día de la ciudad. No obstante, una aprobación del 50% también implica que la mitad de la población aún no está completamente satisfecha con el desempeño del gobierno municipal.
El reto de Gattás Báez en lo que resta de su mandato no es solo mantener esta tendencia ascendente, sino convertir la percepción positiva en resultados palpables y sostenibles.
Las obras en infraestructura se deben traducir en una ciudad más eficiente y moderna. La eficacia de los servicios públicos deberá mejorar a corto y a largo plazo, pero además fortalecer la participación ciudadana para que la administración sea transparente y efectiva.
Cierto, aún hay mucho trabajo por hacer. Y en política, los números pueden ser volátiles.
Lo importante no es solo figurar en una lista de aprobación, sino lograr que esa confianza se refleje en el bienestar de la población que votó mayoritariamente a Eduardo Gattás.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.
