María Jaramillo Alanís
Es verdad que las tragedias no avisan. Y sí, fueron los torrenciales aguaceros los que pusieron a Reynosa de rodillas, inundando más de dos docenas de colonias y afectando a más de diez mil hogares. En medio del dolor y la incertidumbre, las familias damnificadas no estuvieron solas: la respuesta fue inmediata, solidaria y humana.
El gobierno estatal y federal mostraron su rostro más empático y comprometido al acudir en auxilio de las y los reynosenses. La presencia de Laura Velázquez y del gobernador Américo no fue simbólica, sino operativa. Supervisando los trabajos, coordinando las acciones y asegurándose de que la ayuda no se quedara en promesas.
Aún bajo la persistente lluvia, los gobiernos de la transformación actuaron. Brigadistas de Protección Civil estatal y nacional, elementos de la Guardia Nacional, Marina, SEDENA, CONAGUA y dependencias estatales como Obras Públicas, Recursos Hidráulicos y el DIF, se movilizaron con rapidez y eficacia. Las imágenes de rescates, de víveres entregados y de manos extendidas para ayudar, hablaron por sí solas.
La Coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, llegó a la zona de desastre casi de inmediato, y poco después, la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, puso en marcha el censo casa por casa para valorar daños y canalizar apoyos directamente a las familias afectadas.
Nada de intermediarios, nada de simulaciones.
Empresas privadas también se sumaron, aportando donativos que, en muchos casos, han significado el primer respiro para quienes lo perdieron todo.
A lo largo de esta crisis, ha quedado claro que el gobernador Américo Villarreal no ha soltado la mano de Reynosa. Ha seguido cada paso del proceso de recuperación, con la certeza de que la normalidad no puede esperar, y menos en los hogares más vulnerables.
Este compromiso ha sido respaldado con fuerza por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha dado muestras claras de su cariño por Tamaulipas y de su visión sensible del poder, es decir: un gobierno que sirve, no que se sirve.
Reynosa vive momentos dolorosos, pues hay asentamientos humanos en arroyos, cerca de canales, en áreas inundables, y eso demuestra de lo que son capaces de hacer los desarrolladores de vivienda y las autoridades municipales con tal de vender sin importarles la vida y los bienes de las personas.
En Reynosa hay miles que viven entre el lodo, entre aguas pestilentes, perdieron todo lo que durante años lograron levantar con sus propias manos y es una vergüenza que el gobierno municipal no tenga una pizca de humanidad con los que hoy sufren pero además se atreve a llamarlos “perros” porque critican al impresentable alcalde.
A Reynosa le urge un gobierno que se conmueva, que actué y que acompañe a su población. Porque cuando el amor por el pueblo es real, se demuestra con hechos, no con discursos huecos.
En el gobierno municipal de Reynosa deben tener presente que amor con amor se paga, pero también aquello que miles de veces repitió Andrés Manuel López Obrador: “Que no olviden que el pueblo pone y el pueblo quita”
A los Peña Ortiz les llegó su hora y no entienden…
Américo debe patentar la chií y mandarla en goteros a los alcaldes y alcaldesas, la orinoterapia es buena medicina alternativa, chance y les quite lo ambiciosos y se vuelvan más humanos.
¡Que viva Reynosa y que viva Tamaulipas!
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.