Claudia y Américo responden a Reynosa con hechos

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

María Jaramillo Alanís

La visita de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, al municipio de Reynosa no fue un gesto simbólico ni una gira protocolaria: fue una manifestación clara de liderazgo en ejercicio, y una demostración de lo que implica gobernar con responsabilidad, cercanía y visión de Estado.

Acompañada por el gobernador Américo Villarreal Anaya y María Santiago de Villarreal, presidenta del DIF Tamaulipas,  la mandataria supervisó personalmente los avances en la atención a las familias afectadas por las lluvias e inundaciones del pasado 27 de marzo.

 Lo hizo no desde la comodidad de una oficina, sino desde el territorio mismo, hablando con claridad, sin ambigüedades ni excusas, y mostrando cómo se enfrenta una crisis desde el poder público.

En ese mismo acto, el alcalde Carlos Peña Ortiz fue confrontado por la ciudadanía. Reclamado por su ausencia durante la emergencia, su falta de liderazgo y su desdén hacia los sectores más vulnerables, el presidente municipal quedó exhibido frente al gobierno federal y estatal. Mientras Sheinbaum daba respuestas concretas y asumía compromisos, Peña Ortiz acumulaba reclamos y evasivas.

Lejos del espectáculo político o de la retórica vacía, Sheinbaum fue precisa: desde el primer día se activó un operativo conjunto entre Protección Civil, la Secretaría de la Defensa Nacional, el Gobierno de Tamaulipas y el propio municipio —aunque su alcalde estuviera ausente— para contener los efectos de la emergencia. A ello siguió un censo casa por casa, encabezado por servidores públicos federales, cuyo resultado preliminar arroja cerca de 10 mil viviendas afectadas.

Con base en dicho censo, se anunció un primer apoyo económico directo de 8 mil pesos por vivienda para labores de limpieza, así como la entrega —a cargo de la SEDENA y la Secretaría del Bienestar— de cinco enseres domésticos esenciales: refrigerador, estufa, colchón, vajilla y ventilador. Todo esto, sin intermediarios, sin politiquería, y bajo un modelo que privilegia la eficiencia, la transparencia y la dignidad de las personas.

Pero la presidenta no se limitó al auxilio inmediato. Reconoció que una política pública eficaz no puede quedarse en la reacción. Instruyó a las autoridades federales y estatales a continuar con la limpieza de canales, mejorar la recolección de residuos, revisar la infraestructura urbana y —de manera enfática— avanzar en la regularización jurídica de las colonias afectadas que no se encuentren en zonas de riesgo.

Este último punto es fundamental. El anuncio de que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano iniciará un proceso de ordenamiento y regularización territorial, en coordinación con el Gobierno del Estado, responde a una deuda histórica: la urbanización informal y la marginación de amplios sectores sociales que nunca han tenido acceso a un desarrollo urbano planificado y digno.

En contraste con el silencio y la desconexión del alcalde, la presidenta Claudia Sheinbaum mostró lo que significa gobernar con convicción. No acudió a improvisar, ni a fingir sensibilidad: acudió a ejercer el poder con responsabilidad.

Su mensaje fue el de una jefa de Estado que entiende el valor de la presencia institucional en momentos críticos, que sabe coordinar esfuerzos entre los tres niveles de gobierno, y que no tolera la indiferencia de quienes ocupan un cargo público sin asumir su deber.

La presencia del gobernador Américo Villarreal también fue significativa. Su disposición al trabajo conjunto con la Federación ha permitido que la atención fluya con orden, sin protagonismos, y con resultados tangibles. Algo que, en Reynosa, brilla por su ausencia a nivel local.

La ciudadanía habló. La presidenta respondió. Y el alcalde, simplemente, no estuvo a la altura.

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Foto del día

TULA, TAMAULIPAS, BELLO PUEBLO MÁGICO.