- No nos callaremos ante la difamación
Por María Jaramillo Alanís
En tiempos donde la democracia se pone a prueba, hay quienes apuestan por la calumnia como herramienta política. El caso de Tania Contreras López, candidata al Poder Judicial de Tamaulipas, revela con crudeza lo que muchas mujeres enfrentan al atreverse a disputar espacios históricamente reservados para unos cuantos.
Con valentía, Contreras López ha denunciado una campaña de ataques sistemáticos en su contra. No se trata de crítica legítima ni de un debate sano sobre su idoneidad para el cargo. Es difamación. Es violencia política de género. Son ataques orquestados desde trincheras mediáticas ligadas a los intereses de siempre.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia tipifica como violencia política de género cualquier acción que obstaculice, por razones de género, el ejercicio de los derechos político-electorales de una mujer.

No se trata únicamente de denostarla por ser mujer, sino de ponerla en riesgo, junto con su familia, con información falsa disfrazada de “investigación periodística”.
Y cuando el IETAM y el Tribunal Electoral de Tamaulipas ordenan el retiro de esos contenidos, no se está atentando contra la libertad de expresión. Se está haciendo cumplir la ley. Porque la libertad de expresión no ampara la calumnia ni la difamación. Al contrario: proteger la democracia exige frenar esos abusos.
Subyace en la negativa de ciertos medios a cumplir con el mandato legal una añoranza peligrosa: la de que todo vuelva a ser como en los tiempos del PRIANATO. Sueñan, sí, sueñan con el retorno de las canonjías, de los contratos por debajo de la mesa, de los favores a cambio de silencio o difamación.
A ellas y ellos no les interesa la democracia; les interesa el negocio. No informan: trafican con el miedo y el desprestigio.
La postura de Tania Contreras es firme: no se va a callar. Y no está sola. Cada agresión en su contra es un agravio a todas las mujeres que han sido descalificadas, hostigadas o invisibilizadas por alzar la voz. Pero también es una oportunidad para que la ciudadanía abra los ojos y exija una prensa libre, sí, pero también responsable.
Se vale hacer un llamado a todas las mujeres y hombres de bien para que reclamemos el derecho que tenemos las y los tamaulipecos a ser representados por Tania en el Poder Judicial de Tamaulipas.
La libertad de expresión de los conservadores no está en riesgo. Lo que está en riesgo es nuestro derecho colectivo a decidir, a transformar, y a limpiar de una vez por todas un Poder Judicial que los firmantes de El Universal en realidad buscan preservar intacto, con sus privilegios y complicidades.
Defender a Tania es defender la posibilidad real de justicia en Tamaulipas.
La elección del 1 de junio será más que un trámite. Será un juicio moral contra esas prácticas. Porque la democracia no se defiende con nostalgia del poder, sino con justicia, verdad y dignidad.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca