Seguridad, liturgias partidistas y simbolismos

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María Jaramillo Alanís

El gobernador Américo Villarreal Anaya cerró el domingo una tupida agenda en la Ciudad de México, en la que, entre reuniones y rituales partidistas, buscó apuntalar que su gobierno es  eficaz y disciplinado con la línea de Morena.

La reunión con el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, sirvió como escaparate para hacer ver  que Tamaulipas, según cifras oficiales, se perfila como el estado más seguro del norte del país y se posiciona entre los diez más seguros de todo México.

Un contraste notable. Más allá del apretón de manos y las cifras optimistas,-18 homicidios dolosos en marzo y 17 en abril-, queda pendiente la traducción de estos números en realidades y aunque la percepción ha mejorado aún queda mucho por hacer en esta materia.

 ¿Realmente se respira tranquilidad en las calles de Reynosa, Matamoros, la Rivereña o Nuevo Laredo? ¿O seguimos atrapados en el espejismo de las estadísticas?

En domingo, además de ir a misa, también sirve para hacer política, y  para confirmar el papel del gobernador como cuadro leal de Morena, y más que al Movimiento, todos deberían y tener lealtad con Andrés Manuel López Obrador, pues fue este quien creo este raro partido político donde caben los más extraños especímenes.

En el Consejo Nacional del partido —celebrado en el World Trade Center— Américo se sumó al respaldo unánime a la carta de Claudia Sheinbaum, donde se fijan límites contra el nepotismo, el tráfico de influencias y los vínculos con el crimen organizado ¿lo entenderá el presidente municipal de Matamoros?

El mensaje fue claro: se acabaron las herencias políticas y los compadrazgos. Sin embargo, la pregunta inevitable es si esas reglas se aplicarán también en Tamaulipas, donde aún persisten señalamientos de favoritismos y estructuras de poder heredadas en municipios clave.

La  secretaria general de Morena, Carolina Rangel, advirtió que quien no siga las reglas será sancionado. Entre las penas se encuentra el no ser candidato y ser expulsado de esta fuerza política

El inicio de semana lo encontrará al gobernador Américo en Tula, entregando becas “Rita Cetina” y otorgando la Cruz de la Esperanza, en un acto que mezcla lo educativo con el simbolismo religioso, reforzando su estilo de gobierno: Entre la estadística, la liturgia partidista y los gestos de fe, además de tomar protesta de Bandera al personal del servicio militar Clase “2006”.

Mientras tanto, el reto de fondo sigue intacto: demostrar que los logros no sólo se anuncian en boletines y reuniones en la capital, sino que se viven —y se sienten— en el día a día de un estado que aún arrastra heridas profundas.

Cierto, hemos caminado un trecho largo, ya casi tres años con la 4T, aunque muchos de los servidores públicos se camuflan ya  con los fifís más ricos de Tamaulipas.

Debemos esperar que los puntos torales de  la misiva enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a Morena y sus militantes, se cumplan de aquí al 27 y al 30, si esto no sucede, estaremos frente a un partido que murió antes de ganar su adultez porque la ambición y la enfermad del poder lo corroyó.

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

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