La disculpa pública llegó: el Estado reconoce la desaparición forzada de Rey David

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  • Las desapariciones forzadas que Cabeza de Vaca jamás admitió…ni buscó.

Por María Jaramillo Alanís

Ciudad Victoria, Tamaulipas. – El silencio institucional que cubrió por más de cuatro años la desaparición forzada de Rey David Guajardo Fuentes se quebró este 10 de junio. La voz del secretario de Seguridad Pública, Sergio Hernando Chávez García, pronunció por fin lo que la familia exigió desde 2020: una disculpa pública del Estado.

En una ceremonia oficial, sobria y cargada de deuda moral, el funcionario reconoció lo que un tribunal federal ya había sentenciado: que el gobierno falló, que hubo omisiones, y que esas omisiones costaron vidas, verdades y tiempo. Fue una disculpa tardía, pero inevitable.

Rey David desapareció el 30 de enero de 2020. Tenía 38 años. Salió de su trabajo en Ciudad Victoria y nunca más volvió a casa. Su hermana denunció su ausencia días después, enfrentándose a la indiferencia institucional. La Fiscalía no actuó con diligencia. La Secretaría de Seguridad Pública, entonces bajo el mando de funcionarios del sexenio de Francisco García Cabeza de Vaca, no movió un dedo.

Eran los días oscuros del gobierno panista en Tamaulipas. Días marcados por operativos de terror, cuerpos especiales acusados de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones maquilladas de “enfrentamientos”. El GOPES, la Policía Estatal Acreditable y otras corporaciones fueron señaladas por su actuación brutal, con respaldo o complicidad desde las cúpulas del poder.

La desaparición de Rey David no fue un caso aislado. Fue parte de un patrón que el gobierno panista de Felipe Calderón impuso en  el 2006 con la llamada “guerra contra el narcotráfico”. En 2022, México superó las 109 mil personas desaparecidas. Tamaulipas ha sido, por años, uno de los epicentros de esa tragedia nacional.

El 16 de abril de este año, el Juzgado Tercero de Distrito en Nayarit emitió una sentencia en el juicio de amparo 311/2022. Determinó que la SSP violó derechos humanos por su omisión en la búsqueda y esclarecimiento del caso. El término que usó el tribunal para describir el papel de las autoridades fue demoledor: “adhesencia institucional”.

Y así, el acto de este  10 de junio no fue solo una formalidad. Fue una admisión pública de que el Estado falló. Una rendija de verdad entre tantos años de silencio.

Durante la ceremonia, la Secretaría pidió perdón a Rey David —a quien aún se busca— y a su hermana, reconocida como víctima indirecta. También prometió no repetir errores, atender todas las solicitudes de búsqueda, y actuar con transparencia. Ojalá así sea.

Las palabras de Chávez García parecían cargar el peso de las ausencias y la indignación acumulada: “No hemos dejado sin respuesta una sola solicitud de búsqueda”. Lo dijo con solemnidad, pero también con el reconocimiento implícito de que hubo años en los que no se hizo lo mismo.

Mientras tanto, la alerta por desaparición forzada de Rey David sigue activa. Su nombre es uno de miles. Su caso es uno de tantos. Y aunque la disculpa oficial llegó, la justicia aún se hace esperar.

Porque en Tamaulipas, como en muchas partes de México, la verdad ha tenido que abrirse paso entre el miedo, la impunidad y los pactos del poder político con el sicariato. Atrás quedaron días de terror, impuestos por la policía favorita de Cabeza de Vaca: los GOPES, quienes aún no pagan toda la maldad ejercida contra la población.

Una disculpa pública  que alivia pero para la familia Guajardo Fuentes no es suficiente: A Rey David se lo llevaron vivo y vivo debe regresar.

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