Por María Jaramillo Alanís
El programa federal Salud Casa por Casa, impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum y adoptado en Tamaulipas por el gobernador Américo Villarreal, representa una propuesta esperanzadora: llevar atención médica preventiva directamente a los hogares, priorizando a adultos mayores y personas con discapacidad. En el papel, la estrategia es impecable. En la realidad, los desafíos son numerosos.
Tamaulipas reporta 6 mil hogares visitados y más de 500 nuevos trabajadores de la salud, sin embargo los adultos mayores- muchos miles- seguimos esperando la visita de un servidor de la nación. Vale la pena preguntar: ¿cuántos de esos servicios han sido verdaderamente efectivos? ¿Se cuenta con el seguimiento adecuado? ¿Están preparados los brigadistas para atender con calidad, no solo con presencia?
Por supuesto que celebramos que por fin se apueste por la salud preventiva y por atender a quienes no pueden trasladarse por sus propios medios. Sin embargo, un programa tan sensible no puede medirse sólo en números ni en fotos oficiales. Debe medirse en resultados sostenidos, diagnósticos certeros, tratamientos oportunos y continuidad en la atención.
Además, no podemos ignorar que este tipo de esfuerzos requieren una infraestructura robusta y personal bien capacitado. ¿Realmente está listo el estado el estado para mantener esta atención constante en más de 400 mil hogares, como se ha anunciado?
Porque el reclamo de la atención médica en hospitales sigue siendo deficiente y con desabasto de medicamentos, la mayoría básicos para las enfermedades crónicas degenerativas, de esas que sufrimos los adultos mayores.
Salud Casa por Casa tiene el potencial de ser un parteaguas. Pero también corre el riesgo de convertirse en otra promesa si no se aterriza con seriedad, sin simulación y con verdadera vocación de servicio.
La salud no puede caminar sola; necesita dirección, voluntad y compromiso que trascienda el discurso.
Está de por medio la salud y la vida de las y los tamaulipecos.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.