Por María Jaramillo Alanís
Con la firma del convenio de colaboración entre el Congreso de Tamaulipas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Legislatura 66 no solo hace historia: asume un compromiso inédito en México y se convierte en la primera legislatura local en formalizar una alianza estratégica con este organismo internacional para incorporar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 en su quehacer legislativo.
No es poca cosa. Tamaulipas se adelanta a su tiempo y abre una ruta que otras entidades podrían seguir. El curso impartido por el PNUD durante dos días y que reunió a diputadas, diputados y personal técnico no fue un simple protocolo institucional: se trató de un espacio de reflexión crítica sobre lo que significa legislar con visión de futuro, con base en datos, con perspectiva de territorio, de género y de brechas sociales.
Daniela Vallarino Moncada, analista del PNUD, lo dijo claro: este convenio es motivo de celebración, pero también exige resultados. Al cierre de la legislatura, lo que contará no serán las fotografías ni los comunicados, sino la huella legislativa que pueda medirse en impacto real. ¿Se diseñaron leyes que reduzcan la pobreza? ¿Se reorientaron presupuestos para cerrar brechas de desigualdad? ¿Se incorporaron criterios ambientales y de justicia intergeneracional?
El discurso del diputado presidente, Humberto Prieto, fue también revelador. Señaló que los grandes desafíos —como la pobreza, la salud, la justicia o el medio ambiente— no se enfrentan con leyes al vapor, sino con una nueva forma de ejercer el poder legislativo: con responsabilidad, técnica, sensibilidad y sentido de urgencia.
Tamaulipas, pionero, pero también responsable. Porque la agenda 2030 no es una moda ni un protocolo: es una hoja de ruta que, si se asume en serio, puede transformar la manera en que entendemos el desarrollo y el bienestar de la población.
El reto está en que esta voluntad se traduzca en dictámenes, reformas y presupuestos con rostro humano. En que legislar deje de ser sinónimo de trámite y se convierta en sinónimo de transformación.
Hagamos votos para que el Congreso de Tamaulipas, por primera vez en mucho tiempo, logre que la palabra “vanguardia” no sea solo un adorno, sino un compromiso con las próximas generaciones.
Desde Mi Trinchera Vietnamita más Janambre que nunca.