De María Jaramillo Alanís
Mientras Morena se desmorona por dentro y las bases del obradorismo exigen orden, rumbo y decencia, el Secretario de Organización del partido —Andrés Manuel López Beltrán— decidió que era momento de irse… de vacaciones. El pretexto: cansancio. “Una intensa carga de trabajo”, dijo.No
¿Trabajo de qué, Andy? ¿De quién te cansaste? ¿Del pueblo que te ha dado todo sin pedirte nada? ¿Del apellido que cargas pero no honras?
Tu padre, Andrés Manuel, recorrió el país entero una y otra vez. Tocó puertas, repartió volantes, lo macanearon, lo traicionaron, le robaron elecciones. Y nunca se rindió. Terco como pocos, amoroso como ninguno, humilde como nadie. Hizo historia porque jamás se despegó del suelo ni del pueblo.
Tú, en cambio, te fuiste a Tokio. Lejos. Muy lejos. Dejaste el partido hecho un caos: sin brújula, sin principios y sin liderazgo moral. No porque no puedas ser como tu padre —nadie puede—, sino porque ni siquiera lo intentas.
No aprendiste nada de su sencillez. Nada de su mística. Nada de su amor por la gente ni del principio juarista que él hizo suyo: “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
Tu descanso no fue un error menor. Fue una bofetada. Porque mientras tú descansabas, los verdaderos obradoristas siguen luchando. Mientras tú cruzabas el mundo, ellos siguen tocando puertas, organizando, defendiendo la esperanza que tú, desde la comodidad, desprecias.
El problema no es Tokio, Andy.
El problema es que no entiendes de dónde venimos ni hacia dónde vamos.
Y sin pueblo, Andy, no eres nada.
Quienes rondamos los 70 y venimos desde la vieja izquierda ya no nos conformamos con hijos de papi. Exigimos —como siempre— decencia, honradez, transparencia, humildad y sencillez.
No es Tokio. No son los casi 8 mil pesos por noche de hotel.
Es lo poco que te importó el pueblo, el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo y las mujeres y hombres que combaten con gallardía la descomposición que genera el narco.
No entendiste nada, Andy.
De verdad, no somos iguales.
Somos mucho pueblo para tan poca nomenclatura partidista.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.
