Por María Jaramillo Alanís
El Senador José Ramón Gómez Leal, alias JR, se da el lujo de criticar al gobernador Américo Villarreal y a su esposa María de Villarreal, pero olvida algo elemental: no tiene la mínima calidad moral para hacerlo. Con un pasado marcado por el huachicoleo y un presente de politiquillo oportunista, JR habla desde la ignorancia… y desde la cobardía.
Porque en el fondo, lo suyo no es valentía ni congruencia. JR sigue siendo el cuñado obediente de Francisco García Cabeza de Vaca, hoy prófugo de la justicia, a quien defiende a ultranza, aunque eso implique hacer el ridículo en redes sociales. Calla ante los desfalcos y saqueos del panismo, pero se atreve a señalar a un gobierno que ha reducido la pobreza extrema a la mitad en apenas dos años.
Humberto Prieto, Presidente del Congreso local, lo puso en su lugar: los programas sociales del gobierno federal no sólo se aplican en Tamaulipas, sino que se fortalecen con recursos estatales.
Ahí están los apoyos para personas con discapacidad que el estado absorbió con presupuesto propio, los comedores comunitarios, las becas, los desayunadores escolares, la electrificación, la vivienda y la atención en polígonos de alta marginación. Todo gracias al liderazgo de Américo Villarreal y el respaldo del DIF Tamaulipas que encabeza la Dra. María.
Pero JR, despistado como siempre, prefiere cerrar los ojos. Y lo hace porque sabe que la transformación en Tamaulipas exhibe lo que su cuñado nunca quiso: un gobierno cercano al pueblo, con resultados palpables y con el respaldo tanto de la presidenta Claudia Sheinbaum como del propio Andrés Manuel López Obrador.
Lo de JR es puro berrinche. Su mezquindad no sorprende, porque nunca aprendió a construir nada. Prefiere jugar al francotirador en X, porque sabe que en la vida real no tiene obra, ni resultados, ni credibilidad.
Y mientras tanto, Tamaulipas camina en el segundo piso de la 4 transformación con todo y las rabietas de JR, uno más de la pandilla de Cabeza de Vaca.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.
