Por María Jaramillo Alanís
El gobierno panista de Francisco García Cabeza de Vaca se vendió como “los vientos de cambio”, pero resultó en saqueo organizado. Hoy, con la sentencia condenatoria contra Mario “G”, ex Secretario de Educación y hombre de toda la confianza del ex gobernador, se confirma que el cabecismo es una pandilla que utilizó el poder para enriquecerse a costa del pueblo tamaulipeco.
El fallo dictado por la jueza Martha Patricia Rodríguez Salinas, del Tribunal de Enjuiciamiento Unitario, es claro: Mario “G” incurrió en ejercicio ilícito del servicio público y peculado. Con un convenio ilegal con la aseguradora Metlife, desvió más de ocho millones de pesos de las y los trabajadores de la Secretaría de Educación. Dinero que, en lugar de ir a las arcas estatales, terminó en cuentas bancarias y hasta en transferencias directas al propio funcionario.
El caso es emblemático porque evidencia la forma en que el cabecismo operaba: con cinismo, con abusos administrativos, con contratos amañados y con un manto de impunidad que parecía eterno. La diferencia es que hoy esa impunidad se acabó.
Mientras Cabeza de Vaca disfruta de la fortuna acumulada en Texas del propio erario de Tamaulipas, dos de sus secretarios de gabinete ya enfrentan procesos penales con altas probabilidades de cárcel. Y aquí hay que subrayar algo: ha sido tanto la justicia estatal como la federal quienes han atendido las denuncias contra la pandilla de Vaca. Los tribunales ya no responden a consignas políticas, ni guardan silencio cómplice como en el pasado.
Lo que sí sorprende es el mutismo de los actores panistas en Tamaulipas. Diputados, alcaldes, ex funcionarios y dirigentes guardan silencio absoluto frente a la desgracia de su ex compañero de gobierno. Ninguno defiende, ninguno explica, ninguno se deslinda.
La pregunta que queda en el aire, con la llegada de un nuevo Poder Judicial en Tamaulipas, que es inevitable: ¿además de judicializar el cúmulo de expedientes y denuncias, actuarán contra las fortunas amasadas por Cabeza de Vaca, los Gómez Leal, los Peña Flores, el “Cachorro” Cantú, Maki Ortiz y su vástago?
Porque de nada serviría encarcelar a unos cuantos operadores menores, si los grandes beneficiarios del saqueo cabecista siguen disfrutando de sus riquezas mal habidas, es decir la familia Cabeza de Vaca –Gómez Leal.
El pueblo ya votó y espera que juezas y jueces actúen en consecuencia, de lo contrario, será su debut y despedida. Porque los tamaulipecos, -aunque falta tiempo-, cobraremos las afrentas en las urnas, por lo tanto el nuevo poder Judicial deberá demostrar de qué está hecho y lanzar toda la caballería jurídica contra el ex gobernador y su familia y ex funcionarios estatales.
Hasta hoy mismo Vaca y su pandilla sigue burlándose de la justicia y del pueblo de Tamaulipas y aún más, pagan y muy bien a periodistas, hace algunos días, entre compañeros reporteros afirmaban que una sesuda reportera les escupió: Yo no cobro migajas del gobierno estatal, a mí me pagan muy bien en Estados Unidos, y ni modo que sea Trump, hay niveles.
Por eso es importante estar pendiente de lo que hará el nuevo poder judicial. Estemos pendientes del destino de la pandilla de Cabeza de Vaca, y exijamos de nueva cuenta, una y otra vez que se haga justicia. El caso de Vaca y su pandilla sirve de espejo a todas y todos los servidores públicos de la 4 T, así se verán si tuercen el camino por pesos y centavos públicos.
El abuso de poder, la persecución política, los periodistas asesinados, así como los defensores de derechos humanos, y la población de cualquier rincón de Tamaulipas, exige cárcel para los García Cabeza de Vaca y su red de cómplices, no solo incriminarlos.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.