Tamaulipas: energía sí, ecocidio no        

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  • El liderazgo energético de Tamaulipas debe acompañarse de acciones contra la tala, el saqueo de agua y el daño ambiental.

Por María Jaramillo Alanís

Américo Villarreal Anaya tiene razón cuando afirma;  como uno de los principales estados productores de energía del país, Tamaulipas tiene el compromiso de ser punta de lanza en las políticas y acciones que mitiguen la contaminación y promuevan la sostenibilidad.

Así lo refrendó en Tampico, al inaugurar la quinta edición del evento internacional México Foro Carbón, acompañado por el Subsecretario de Desarrollo Sostenible y Economía Circular de la Semarnat, José Luis Samaniego Leyva, y por el Ministro Consejero de la Unión Europea, Javier Arribas Quintana.

Tamaulipas no solo lidera la producción energética a nivel nacional, también es la segunda entidad federativa en generación de energía eólica, con proyecciones para convertirse en la número uno en este renglón. “Nuestro estado genera más de 8,400 mega watts de energía al año y consume alrededor de 3,500, destinando el excedente para el desarrollo de otras entidades de la República”, subrayó el mandatario.

Este liderazgo hace de Tamaulipas un actor estratégico en la agenda energética y climática de México. De ahí la importancia del foro internacional celebrado en Tampico, que busca fortalecer la cooperación para reducir emisiones y acelerar la transición hacia energías más limpias, objetivo alineado con el Plan México de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Pero para que el discurso trascienda y se traduzca en resultados tangibles, es necesario tomar decisiones de fondo: revisar las concesiones de agua en los Distritos de Riego de la frontera y en la zona centro, particularmente en la cuenca del Guayalejo; frenar la tala de árboles en la Sierra de Maratines y en los alrededores de la capital, en la Sierra Madre Oriental; proteger el Altiplano de Tamaulipas contra el saqueo de su flora endémica.

Y no se puede ignorar la deuda ambiental que han dejado las industrias extractivas: en la región de Burgos, la explotación de gas y los derrames de petróleo —hechos denunciados en su momento por la entonces legisladora local Casandra de los Santos— provocaron una catástrofe ambiental que arrasó con la fauna y flora de la zona, dejando a su paso un paisaje desolador.

Si Tamaulipas aspira a ser referente en la transición energética, debe acompañar su liderazgo con políticas firmes para restaurar sus ecosistemas y regular a quienes los destruyen. Recuperar el agua para la gente, reforestar, vigilar la industria petrolera y castigar la tala clandestina son acciones que darían contenido real a la visión de desarrollo sustentable.

Y aquí es donde el Congreso del Estado tiene un papel crucial: debe ayudar al jefe del Ejecutivo creando leyes que protejan a todo ser sintiente y que garanticen el desarrollo sustentable y la preservación de la biodiversidad.

Solo así el liderazgo energético de Tamaulipas podrá convertirse en un legado para las próximas generaciones, en el que progreso y medio ambiente caminen de la mano.

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

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