Por María Jaramillo Alanís
La conferencia azul del pasado jueves en Ciudad Victoria fue un ejercicio de memoria selectiva.
Jorge Triana Tena, vocero del PAN nacional, y el dirigente estatal Luis René “Cachorro” Cantú Galván, buscaron conmover con dos minutos de silencio y luego se lanzaron contra Morena con acusaciones de narcos y huachicoleros.
Al escucharlos pareció que se referían a los crímenes, atrocidades, latrocinios cometidos por su compañero de partido Francisco García Cabeza de Vaca y panistas que le acompañaros en el sexenio que asaltaron a los tamaulipecos.
El problema es que el discurso opositor olvida que la violencia en Tamaulipas no comenzó en este sexenio. La “guerra contra el narco” nació con Felipe Calderón, y en el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca se multiplicaron las denuncias por desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y espionaje y crímenes.
No se puede pasar por alto que Cabeza de Vaca creó una policía pretoriana que lo mismo asesinaba migrantes que amedrentaba a empresarios, periodistas, a la población en general.
A la fecha, el fiscal carnal Irving Barrios no ha dado cuenta de los asesinatos de los periodistas Carlos Domínguez, Héctor González Antonio, Antonio de la Cruz y su hija Cinthya. Estos casos siguen siendo heridas abiertas en la memoria colectiva.
Triana insistió en que el PAN “no tiene ningún problema con Cabeza de Vaca”, al que describió como testigo protegido en Estados Unidos, no como prófugo de la justicia mexicana.
Una defensa que sonó a justificación política más que a deslinde.
Lo revelador fue la incomodidad de Cantú Galván cuando se le preguntó si el exgobernador ha regresado a Tamaulipas: apenas alcanzó a balbucear que se han hablado “en los cumpleaños”.
La oposición en Tamaulipas parece atrapada entre la nostalgia de un poder que ya no tiene y la negación de su responsabilidad histórica. Y mientras no hagan un verdadero acto de autocrítica, seguirán hablando al vacío, reclamando justicia, pero evitando mirarse en el espejo de su propio sexenio.
Quizá a Jorge Triana se le vaya el sueño cuando descubra la información que no le proporcionaron los Cabeza de Vaca. Los defeños suelen venir a estas tierras pensando que vienen a “matar indios a pedradas”, nada más alejado de la realidad: aquí la memoria está viva y las y los periodistas no olvidan.
En Tamaulipas, el PAN perdió la autoridad moral para hablar de seguridad y justicia el día que protegieron a los verdugos y callaron frente a la sangre derramada.
¿Cuál justicia exigen? ¿Cuáles cuentas claras?, nosotros, los habitantes, les exigimos a ellos que entreguen a Vaca, para que su partido recupere lo que también les robo Pancho; credibilidad y proyecto opositor.
Cuánta razón tuvo el extinto Alejandro Sáenz Garza ex dirigente estatal del panismo cuando afirmaba que el peor error que cometió fue haber permitido el ingreso de los García Cabeza de Vaca.
Y en el pecado cargan con la penitencia.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.



