Américo marca la ruta: un Poder Judicial al servicio del pueblo

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Por María Jaramillo Alanís

Este martes, Tamaulipas presenció un acto auténticamente de Estado, impulsado por el gobernador Américo Villarreal Anaya, en el que los Poderes Ejecutivo y Legislativo atestiguaron el nacimiento del nuevo Poder Judicial.

Una transformación que surge con la legitimidad democrática y la autoridad moral que otorga la voluntad popular expresada en las urnas.

Se trata de un hecho irrepetible por sus alcances, que coloca a la entidad a la altura de la reforma federal impulsada por Andrés Manuel López Obrador y consolidada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, bajo un mismo principio: que la justicia sea un derecho del pueblo y no un privilegio de élites económicas.

La toma de protesta de 147 nuevas personas juzgadoras marca el inicio del paradigma judicial en Tamaulipas, donde debe destacarse la voluntad política de Villarreal Anaya, impulsor de la iniciativa de reforma constitucional en el Congreso local que coloca al estado a la vanguardia nacional.

Así lo subrayó la magistrada presidenta Tania Contreras López, al reconocer la visión transformadora del jefe del Ejecutivo.

La magistrada Tania Contreras fue enfática además cuando señala que,  la refundación judicial no se sustenta en asumir un cargo, sino la responsabilidad de dar la cara en cada resolución ante una madre  o un padre  de familia, campesinos, obreras, porque la justicia toca  la vida cotidiana de las personas.

Anticipó también un combate a la corrupción sin titubeos, inclusión social, equidad de género y la creación de un observatorio ciudadano que vigile el desempeño del Poder Judicial, bajo principios de honestidad, transparencia y austeridad.

“Estamos convencidos de que hicimos lo correcto”, expresó Villarreal Anaya, en un mensaje cargado de simbolismo, en el Polyforum de Ciudad Victoria, donde los tres Poderes del Estado se reunieron bajo un mismo techo, con legitimidad democrática y el respaldo del voto ciudadano.

Cierto que al nuevo Poder Judicial lo que sigue es lo verdaderamente determinante: que el cambio se vea, que  se note, y que se perciba en lo inmediato.

Por una razón; las expectativas ciudadanas son claras y contundentes: no más impunidad como moneda corriente.

Y por último, que la refundación del Poder Judicial no solo sea una reforma institucional, sino la oportunidad histórica de demostrar que en Tamaulipas la justicia ya no se negocia, ni se vende al mejor postor, sino que  desde el humanismo se ejerce.

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