Por María Jaramillo Alanís
El mensaje de Américo Villarreal Anaya de los primeros tres años del gobierno de la transformación, fue claro y preciso: Tamaulipas avanza y se consolida como referente nacional. Y, con los resultados alcanzados hasta el momento, se han sentado las bases para que la cosecha en la segunda mitad de su mandato traiga mayor prosperidad para las y los tamaulipecos.
El Teatro Amalia González Caballero del Centro Cultural Tamaulipas fue testigo de un momento entrañable: los asistentes le brindaron un prolongado aplauso de pie al gobernador, muestra del cariño y reconocimiento de su pueblo. Tanto fue el entusiasmo que el propio Américo, conmovido, tuvo que pedir entre sonrisas: “ya no sigan, que me emocionan y el informe no me saldrá bien”. Un gesto que lo pinta de cuerpo entero, cercano y humano.
Un Tamaulipas con futuro promisorio se construye de la mano de una sociedad colaborativa y participativa, y con el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha avalado los proyectos estratégicos presentados por el mandatario tamaulipeco. Todo ello, acompañado de una inversión creciente en el estado a través de los programas sociales federales.
La victoria más importante alcanzada por este gobierno de la Cuarta Transformación —el “campeón de los logros”, como lo llamó Américo— es la reducción histórica de la pobreza. En tan solo tres años, 242 mil tamaulipecos dejaron atrás esa condición, mientras que 50 mil más salieron de la pobreza extrema. Son cifras que hablan de humanidad, justicia social y confirman que la transformación avanza en Tamaulipas.
Vienen tiempos mejores en la segunda mitad del sexenio de Américo Villarreal Anaya. A partir de lo ya realizado, se consolidarán obras de infraestructura carretera, hidráulica, ferroviaria, portuaria y hospitalaria, además de los cruces internacionales y la tecnificación de los distritos de riego.
Hoy el gobernador llega a la mitad del camino con un liderazgo fortalecido, que se cimienta en la voluntad y en el trabajo incansable. Un liderazgo que inspira confianza y esperanza, y que, con entrega total y vocación de servicio, mantiene viva la misión de engrandecer a Tamaulipas.
Y como lo expresó el gobernador Américo al final de casi dos horas de un apretado resumen de las actividades realizadas, dijo con altura de miras y convicción: “En Tamaulipas la política ha dejado de dividirnos. Se respeta la pluralidad. Todas y cada una de nuestras libertades están a salvo.”
Y ahí quedó la mano extendida hacía todos los rumbos de Tamaulipas. Sin decirlo, Américo extendió una rosa blanca al amigo sincero, parafraseando a José Martí, poeta nacional de Cuba y hombre libertario.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.



