El humanismo se demuestra con hechos

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Por María Jaramillo Alanís

El humanismo no debe ser un concepto frío ni un discurso vacío. Tiene que ser una forma de ver la vida, de actuar con empatía y de hacer las cosas de manera diferente. Por eso hoy, ante la tragedia provocada por la naturaleza en diversas regiones del país, lo que nos queda es ser solidarios con nuestros hermanos mexicanos.

Y aquí vale la pena decirlo con todas sus letras: si alguien practica el humanismo con hechos es el gobernador Américo Villarreal Anaya.

Lo digo con conocimiento de causa. Soy testigo de cómo, ante la urgencia médica de una pequeña de un año y nueve meses que necesitaba una neurocirugía urgente, el gobernador intervino de manera personal y directa. Ese mismo día, el Dr. Vicente Joel Hernández Navarro tomó el caso y hoy la niña ha salido con éxito del hospital para bien de ella y tranquilidad de sus padres y abuelos.

Gracias, gracias y gracias, Gobernador Américo Villarreal Anaya y Dr. Vicente Joel Hernández Navarro, sin la intervención de ustedes, la  pequeña no tenía posibilidad de sobrevivencia. Y me retumba en la cabeza la frase del gobernador: “Para la salud no hay límite y menos para esta pequeña”, después de  leer  lo que urgía.

Este ejemplo tiene razón de ser en esta columna, porque nos permite enlazar el valor del humanismo con el tema que hoy nos duele: miles de familias damnificadas por el desbordamiento de ríos y deslaves en cinco estados del país, siendo los más afectados nuestros vecinos de Poza Rica, Álamo, El Higo, y diversas comunidades que aún están incomunicadas.

Ante esta emergencia, una vez más la empatía y la solidaridad del gobierno de Tamaulipas se hacen presentes en los momentos en que el país más lo necesita. Así lo reconoció la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo durante la conferencia mañanera de este lunes.

Se refirió al helicóptero de Protección Civil del Gobierno de Tamaulipas, enviado al vecino estado de Veracruz para establecer un puente aéreo que permita llevar ayuda a la población afectada por las torrenciales lluvias, que han provocado el cierre de carreteras y caminos rurales.

Pero no solo fue el helicóptero.

El gobernador dispuso el envío de alimentos, medicinas, médicos y brigadas de apoyo, para auxiliar a las y los veracruzanos de las poblaciones incomunicadas, actuando en congruencia con el humanismo que orienta su mandato.

Y esta no es la primera vez que Tamaulipas tiende la mano.

Hace un año, el gobierno de Villarreal Anaya apoyó al pueblo de Guerrero tras el paso del huracán “John”, enviando cuatro camiones cisterna con capacidad de 10 mil litros cada uno, además de una brigada de auxilio de la Secretaría de Salud, que se sumó a las acciones de atención y servicio oportuno a la población guerrerense.

En contraste con los gobiernos del pasado que cerraban puertas, hoy Tamaulipas abre brazos.

Porque el humanismo verdadero no se presume: se ejerce. Se demuestra con acciones, con cercanía, con sensibilidad y con resultados.

Y en ese terreno, Américo Villarreal Anaya marca la diferencia. Tamaulipas no solo se transforma hacia adentro, también comparte su fuerza hacia afuera.

Porque cuando México se duele, Tamaulipas sabe  responder.

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

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