Nuestra identidad, tradición y cultura

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Por María Jaramillo Alanís

Podríamos decir que, cuando se canta “yendo de Tula a Jaumave, me encontré con un ranchero, traía su cuaco retinto, todo vestido de cuero…”, ahí, en ese himno popular norestense, tamaulipeco,  se exalta desde siempre el orgullo por una prenda única: la cuera, elaborada con piel curtida y trabajada por manos artesanas tultecas. No es solo vestimenta, es historia, es identidad, es Tamaulipas.

Por eso, en buena hora, el gobierno de Américo Villarreal Anaya inició el trámite ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que encabeza  el abogado Santiago Nieto Castillo, para proteger la autenticidad de uno de los símbolos culturales más representativos de nuestro estado: la Cuera Tamaulipeca, adoptada como traje regional desde el gobierno de Norberto Treviño Zapata.

Su origen es tan humilde como profundo. Nació en Tula, confeccionada con piel de becerro o gamuza de venado, descendiente del antiguo “cotón”, que los vaqueros usaban para protegerse de la maleza. La historia cuenta que la primera cuera fue hecha por Rosalío Reyna Ortega, por encargo del general revolucionario Alberto Carrera Torres, orgullosamente nacido en el rancho “Sichú”.

Desde entonces, la cuera ha recorrido el país y el mundo. Ha aparecido en el cine mexicano en películas emblemáticas como “Vámonos con Pancho Villa” (1935), “Los de abajo” (1940) y “Si Adelita se fuera con otro” (1948). La portó con orgullo Eulalio González “Piporro”, y también grandes personalidades como los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, Plácido Domingo, e incluso la propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

No es cualquier prenda. Es orgullo, es raíz, es símbolo universal de Tamaulipas.

Por eso, el gobierno estatal ha iniciado el procedimiento legal para registrarla como “Indicación Geográfica” ante el IMPI, figura jurídica prevista en la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, que reconoce su origen exclusivo en el municipio de Tula.

Con lo que se busca proteger su diseño, su proceso artesanal y evitar imitaciones que desvirtúen su esencia.

Proteger la cuera es proteger nuestra historia. Brindarle reconocimiento legal, es asegurar que nuestras tradiciones sigan vivas y auténticas para las futuras generaciones.

Y ya me despido con otro verso del Cuerudo Tamaulipeco cuya autoría es anónima y que se remonta a finales del siglo XIX.

Alegre se fue cantando

Por el filo de la sierra

Tamaulipas es mi tierra

Para el que lo ande dudando (…)

Porque Tamaulipas se cuenta pero también, se viste de identidad.

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

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