Por María Jaramillo Alanís
Eso de que la cárcel está a un paso de Cabeza de Vaca… está por verse. Porque si algo domina el exgobernador es el arte de la escapatoria: se le resbalan las órdenes de aprehensión como el agua a los robalos. Sin embargo, esta vez el robalo va rumbo al fogón.
La libertad de Cabeza de Vaca tiene las horas contadas —y no lo digo yo, lo dicen los expedientes que ya empiezan a desfilar por los tribunales del nuevo Poder Judicial de Tamaulipas.
El miedo no anda en burro, y menos cuando la Fiscalía Anticorrupción le pisa los talones a toda su corte de ex funcionarios: (todo esto dicho con absoluta ironía) la culta y honorable María de Lourdes Arteaga Reyna, el discreto y racista Carlos Alberto García González y el inolvidable Reynaldo Garza Gómez, alias “El Rey”, monarca absoluto de las obras públicas con sobreprecio. Todos ellos, piezas clave del reino azul que saqueó Tamaulipas con una voracidad que ni los piratas del Golfo.
Pero el verdadero golpe no viene de Reynosa ni de Victoria… viene de la Suprema Corte. El amparo que mantiene libre a Cabeza de Vaca cayó en manos de la ministra Lenia Batres, una mujer que no se distingue precisamente por su devoción al PAN. Fue ella quien votó por atraer el caso, y su pluma puede terminar borrando los favores judiciales que le extendieron los jueces amigos del ex gobernador.
A Cabeza de Vaca le queda rezar, o al menos ensayar su discurso de mártir político. Porque cada vez que dice que es un “perseguido”, hay un tamaulipeco que revisa su cartera.
Mientras tanto, sus ex colaboradores ya probaron el frío de los tribunales y la ausencia de padrinos. Porque el nuevo Poder Judicial de Tamaulipas no es el que él dejó; aquel de los sobrecitos, los expedientes congelados y las sentencias a modo. No, este es otro cuento.
Y como dice el refrán: no hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla.
Si la Corte le retira el amparo y la justicia tamaulipeca sigue jalando el hilo de la corrupción, no será raro verlo pronto donde muchos tamaulipecos piensan que debió estar desde hace rato: tras las rejas.
Por ahora, desde su refugio en Texas, Cabeza de Vaca podrá seguir tuiteando que lo persiguen… pero la verdad es que lo alcanzaron hace tiempo. Solo que él todavía no se ha enterado.
Y cuando lo encierren, ojalá sea en la cárcel de Tamatán, que no diga que lo persiguen… que diga que por fin lo alcanzó su propio reflejo.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.



