Badillo y su violencia misógina.

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Por María Jaramillo Alanís

El episodio de un hombre que entró en crisis, es casi de telenovela: le asignan la quinta fila del teatro Amalia González Caballero,  se levanta indignado y se lleva a su runfla de colaboradores. Era el arranque del ciclo de conferencias «Combatir la Pobreza. Lograr Bienestar” que organizaban Bienestar y el Colegio de Tamaulipas.

El sujeto en mención ni se enteró que entre las conferencistas estaba Viridiana Díaz, escritora, investigadora con la ponencia magistral: «Impacto de los programas sociales en el bienestar de las familias: ¿después de los apoyos sociales: qué sigue?”, debió haber escuchado, el tipejo se salió azotando la puerta y casi llorando,  chance y se educaba.

Samuel Badillo Amador, un reynosense qué sepa Dios quien sacó de su mundillo pandilleril, es el subsecretario de Bienestar que le sacó de quicio que le sentarán en la fila 5 del Teatro Amalia. Sin importar que era la dependencia para la que “trabaja”, quien organizaba.

Samuelín se pintó de cuerpo entero, demostrando  su desprecio contra las políticas públicas de Bienestar social en principio, luego contra la Dra Silvia Casas González, que además es su jefa-le guste o no-,  pero por encima de todo, contra la cara humanista del gobierno del Dr. Américo Villarreal Anaya.

El tema no paró en el desplante,- hasta me acordé de Joaquín Sabina cuando canta “Dijo hola y adiós, y el portazo sonó como un signo de interrogación, sospecho que así, se vengaba a través del olvido, Cupido de mí”- me imaginé al bato azotando la puerta porque para él, en su cerebrito de comino, no le da para comprender por qué carajo lo sientan en la fila 5.

Y siguió con sus insolencias, a quien quiere escucharlo se lo dice sin pelos en la lengua: Me vale madre lo que ella diga, no me manda.

Pero este mamarracho, ha enfilado  sus baterías contra Casas González,  menospreciándola solo por ser mujer que, además de ser su jefa, es doctora y docente universitaria.

Este depredador de uña larga, supone que puede burlarse de la jerarquía, del respeto institucional y de la investidura de una mujer preparada y con trayectoria.

En su soberbia, se siente intocable.

Y mientras presume poder, deja claro que lo suyo no es el servicio público, sino el abuso de poder y el machismo más hediondo y anacrónico. Un triste espejo de lo que ocurre cuando el ego le gana a la educación, y la ignorancia pretende imponerse sobre el mérito.

  • El macho alfa “del agua”

El desaguisado que provocó Badillo, subsecretario “del Agua” y originario de Reynosa, es un acto de desprecio hacia la doctora Silvia Casas. Y es que este funcionario, convencido de ser un macho alfa (en medio de lobos y lobas, el ingrato eso se cree), piensa que manda, ordena y que la doctora debe obedecerle.

Las mujeres no podemos cerrar los ojos a los agravios que mantiene Badillo hacia su jefa, por una razón básica: ella es una mujer, que además es  preparada, educada y respetuosa, sigue siendo su jefa.

A Silvia Casas Nunca la he visto dejar con la mano extendida a persona alguna, y merece el respaldo de todas y todos frente a la violencia misógina de un mamarracho que se dice líder de colonos en la polvorosa Reynosa.

Hay que decirlo: durante la campaña a la gubernatura, el mismo Badillo se encargó de pedir dinero a título personal y bajo amenaza, vía whatsApp, bajo el supuesto de que eran para las actividades morenistas. Jamás se supo que esos recursos fueran reportados al partido.

Su currículum no pasa de ser el de un gestor de jefas de colonia, que aprovechó su posición al frente de la Coordinación de Delegaciones de Bienestar para controlar y someter.

Y hoy usa el miedo como herramienta de poder entre las y los burócratas que trabajan en  la subsecretaría, todavía a su cargo.

Un chofer puede ser lo más educado, lo más prudente, pero Badillo solo ha sido chafirete de carretones, su léxico habla de la pobreza del alma y sus traumas de la jodidez le han marcado, esa sería la razón por la que no ha usado el cerebro.

Un sujeto que  solo se dedica a  denostar, menospreciar y acosar a sus compañeras de trabajo no merece estar en el gobierno humanista de la Cuarta Transformación. Debería estar en la calle… o en la cárcel.

Así de rápido y urgente.

Desde Mi Trinchera…

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Foto del día

NO BASTA PARECER, SINO SER, Y ANDRÉS MANUEL SIGUE SIENDO UN ZOON POLITIKON