El Buen Fin 2025: el gran espejismo del descuento

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Por María Jaramillo Alanís

El Buen Fin 2025  arrancó y como ya es costumbre, la fiesta del consumo llega envuelta en fuegos artificiales, cifras alegres y promesas que rara vez se cumplen. Esta vez decidieron adelantarlo y alargarlo “en conmemoración de los XV años del programa”, como si el país necesitara más días para endeudarse y menos para reflexionar.

Las cámaras empresariales presumen que más de 6,500 tiendas físicas y 4,200 comercios en línea participarán en esta edición. Y claro, lo celebran como un éxito de organización, cuando en realidad lo único que garantiza es un alud de publicidad, precios inflados y ofertas que cada año repiten el mismo engaño.

Además, se presume como “característica distintiva” el impulso a la marca Hecho en México, relanzada frente a las políticas proteccionistas del gobierno estadounidense. Pero, en los hechos, más que fortalecer el consumo interno, este sello parece un intento por contener la estampida anual de consumidores mexicanos que —sin dudarlo y sin culpa— este mismo viernes abarrotarán las tiendas de Houston, Austin y el Valle de Texas, donde los descuentos, dicen, sí son reales y no simulaciones.

Nos guste o no, esa fuga masiva de compradores revela lo que está detrás del Buen Fin ; la falta de competitividad, y la poca confianza en las “ofertas” locales. Con los discursos de los dueños del dinero,  no se compite con los centros comerciales texanos.

La PROFECO  podrá explicar la diferencia entre oferta y promoción, pero no dice lo esencial: muchos precios fueron inflados desde semanas atrás para simular rebajas generosas.

Aquí lo digo claro: si usted no necesita algo, no lo compre.

La televisión que hoy aparece “rebajada” a diez mil pesos seguramente el lunes costaba ocho mil. Y el vestido en oferta es, sin duda, del año de la canica.

Antes de sacar la tarjeta, revise precios. Compare. Pregúntese si realmente lo necesita.

Porque mientras los aparadores gritan “¡Compra ya!”, quienes pagan las consecuencias del falso consumo feliz son los hogares que terminan ahogados en intereses y compras inútiles.

No tire su dinero.

No se deje llevar por el ruido ni el brillo.

El Buen Fin es bueno… pero sobre todo para quienes venden.

Desde Mi Trinchera…

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