Un delincuente en McAllen y un ejército de diputados juntando firmas

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Por María Jaramillo Alanís

A estas alturas ya no sabemos si reír o llorar con las ocurrencias de las y los morenistas —diputados locales, federales y la dirigencia estatal de Morena, claro—ahora andan muy ocupados presionando a la ministra Lenia Batres Guadarrama para que, según ellos, “por fin” le quite el amparo a Francisco García Cabeza de Vaca.

Como si no les fueran suficientes las denuncias acumuladas contra el exgobernador, ahora buscan convertir la justicia en espectáculo callejero.

Lo tragicómico es que pretenden que la FGR detenga a Cabeza de Vaca, cuando el hombre lleva tres años y pico fuera del país, instalado cómodamente en McAllen, viviendo como ciudadano estadounidense y protegido — ¡faltaba más!— por las agencias norteamericanas a las que tanto ha servido.

La pregunta incómoda es inevitable: ¿cómo piensan detener a un delincuente binacional al que Washington  cobija?

Pero aquí están nuestros morenistas tamaulipecos, montados en un show que parece más mediático que jurídico. Porque, siendo honestos, lo que se necesita no es juntar firmas en las plazas, sino la determinación de la ministra Batres y el ejercicio pleno de la justicia.

¿Para qué andar buscando “la firma ciudadana” si saben perfectamente que la mayoría de las y los tamaulipecos ya hicimos nuestra parte en 2022? Más de 700 mil votos respaldaron al doctor Américo Villarreal Anaya y sacamos  a patadas al prófugo que hoy duerme tranquilo del otro lado del río.

Pero ahí van, pidiendo firmas como si estuviéramos en kermés. Y una acaba preguntándose si esto se aplaude o se llora. Eso sí: se agradece que hagan algo, porque cuando no hacen nada, no dicen nada y no mueven nada, pareciera hasta complicidad.

Al menos ahora desquitan el sueldo, que, dicho sea de paso, es lo suficiente para hacer una mini campaña, aunque algunos y algunas son privilegiados que  cobren solo en nóminas secretas y claro, otros hacen la chamba, pues eso, vayan a sus distritos  para  que los reconozcan.

 Dejémoslos que  recorran Tamaulipas pidiendo firmas para algo que  en realidad, solo puede resolverse en la Suprema Corte.

Lo demás es ruido. Ruido caro.

Mientras tanto, Morena Tamaulipas celebra como gran hazaña: la recolección de firmas para “exigir justicia”. Repiten los mismos discursos: que la justicia no puede esperar, que la gente exige castigo, que el exgobernador es prófugo, que los expedientes existen, que los delitos están acreditados, que el pueblo quiere verdad. Todo eso ya lo sabemos. Todo eso ya lo votamos.

El problema no es la falta de indignación. Ni la falta de pruebas. Ni la falta de discurso. El problema es la falta de acción jurídica real.

Los morenistas pueden llenar plazas, mesas, formularios y spots, pero mientras la Corte no resuelva y Estados Unidos siga protegiendo a su “ciudadano ejemplar”, no hay firma que baje a Cabeza de Vaca de ese pedestal de impunidad transfronteriza.

La exigencia es clara: Menos firmas. Más justicia.

Porque Tamaulipas no necesita performance político. Necesita que la ley, por una vez alcance al delincuente que se les escapó y que hoy se ríe, tranquilo en McAllen tomando el té con sus cómplices.

Es cuánto camaradas…

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