La Ley, no las firmas: el fin del saqueo cabecista

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Por María Jaramillo Alanís

La cloaca del cabecismo vuelve a abrirse. La Fiscalía Anticorrupción de Tamaulipas investiga al ex gobernador Francisco y su hermano Ismael  García Cabeza de Vaca, -los desvergonzados hermanos- por un desfalco de 560 millones de pesos, operado desde la Coordinación de Comunicación Social como si fuera una tesorería paralela al servicio del poder.

El botín tenía un destino claro: financiar favores, amistades y negocios disfrazados de “publicidad”. Entre los más consentidos, el Tampico-Madero Fútbol Club, convertido en un hoyo negro presupuestal donde desaparecieron millones sin que nadie rindiera cuentas.

No se trata de versiones políticas. Son documentos oficiales, solicitudes de transparencia y expedientes abiertos desde febrero de 2025, que señalan directamente a Cabeza de Vaca y a sus voceros Francisco García Juárez y Maximiliano Cortázar. Las auditorías de 2020, 2021 y 2022 revelan delitos graves en la operación del aparato de comunicación del gobierno panista: contratos ilegales, pagos inflados, triangulaciones y servicios que jamás existieron.

El guion es idéntico al que operó durante todo el sexenio: tomar recursos públicos y repartirlos entre proveedores amigos que servían más como operadores mediáticos y políticos que como prestadores de servicios reales. El Tampico-Madero fue apenas la fachada más vistosa; detrás había una red completa de empresas beneficiadas sin sustento jurídico.

Los expedientes AI-OG/013/2023, AI-OG/043/2023 y AI-OG/044/2023 documentan el saqueo con precisión quirúrgica. No hay forma de maquillar la corrupción cuando los números hablan: más de 560 millones de pesos desviados, uno de los atracos más descarados de la historia reciente de Tamaulipas. Y mientras tanto, el ex gobernador todavía presume integridad y se victimiza desde el exilio dorado que le financió el erario.

El Tribunal de Justicia Administrativa ya recibió vista para imponer sanciones. El proceso avanza, lento pero inevitable. La podredumbre del cabecismo ya no se puede barrer bajo la alfombra: demasiados nombres, demasiados montos, demasiada evidencia.

Esto mismo lo advirtió el ex presidente López Obrador en sus mañaneras de 2022, cuando exhibió el uso ilícito de recursos públicos para inflar la imagen del panista. Morena retomó ese señalamiento en el Congreso local en 2022 y 2023, exigiendo que la Contraloría y la Fiscalía actuaran. Hoy, por fin, las investigaciones confirman que tenían razón: el gobierno de Cabeza de Vaca fue un sistema de corrupción institucionalizada.

Y si algo faltaba para retratar el nivel de cinismo, aparece un pago de 40 millones de pesos a una empresa de redes sociales vinculada a Max Cortázar, sin contrato, sin documentación y sin explicación. Otra pieza más de una maquinaria diseñada para robar, no para informar.

Hasta aquí, la evidencia es contundente. Lo que sigue es lo que realmente definirá si Tamaulipas sigue avanzando o regresa a los pactos de impunidad.

Porque ya es hora de decirlo sin adornos: El saqueo del cabecismo no fue un error, fue un proyecto. Y no se combate con gestos, ni con discursos, ni con simulaciones.

Y de nada sirven las firmas que recolectan Morena y sus diputadillos, porque la corrupción no se combate con espectáculos mediáticos ni con papelitos que no obligan a nadie.

Lo que hace falta —y lo único que verdaderamente importa— es el uso contundente de la Ley, a secas.

Si la Fiscalía tiene las pruebas —y las tiene—, entonces el siguiente paso no es un exhorto, ni una foto, ni una declaración.

El siguiente paso es la cárcel para Vaca, quien convirtió a Tamaulipas en su negocio privado.

Desde Mi Trinchera…

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Foto del día

NO BASTA PARECER, SINO SER, Y ANDRÉS MANUEL SIGUE SIENDO UN ZOON POLITIKON