Salud: recuperar lo que se llevaron y devolver humanidad

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Por María Jaramillo Alanís

En Tamaulipas, la salud volvió a colocarse en el centro de la conversación pública. Y no como un eslogan repetido, sino como un compromiso que —al menos esta vez— nace de alguien que conoce el tema desde la bata, el estetoscopio y las noches en vela: Américo Villarreal Anaya.

Durante el segundo simposio sobre actualidades hemato-oncológicas en el Hospital Infantil, el gobernador habló desde un lugar poco frecuente en la política: su propia experiencia profesional. Con más de 35 años en hospitales, dijo algo que resonó entre médicos, enfermeras y pacientes: en décadas no había visto una voluntad política tan clara como la que existe hoy para arreglar el sistema de salud, tanto en la administración pasada como ahora con la presidenta Claudia Sheinbaum.

Pero hablar de reconstrucción también exige mirar atrás. Y ahí aparece una verdad incómoda: hay recursos que desaparecieron, desviados por exfuncionarios panistas que trataron la salud pública como si fuera un botín. El abandono de hospitales, la falta de equipo y las carencias que todavía se sienten no surgieron de la nada: tienen responsables. Para avanzar, también hay que recuperar lo que se llevaron.

En ese contexto, el mensaje del gobernador fue directo: Tamaulipas acompañará el esfuerzo nacional para crear un sistema de salud único, claro y humano, donde ya no existan estructuras divididas ni pacientes obligados a peregrinar entre ventanillas para recibir atención.

Además, anunció que las basificaciones continuarán. Es un paso que tiene un efecto inmediato: menos trabajadores viviendo con incertidumbre y más manos atendiendo con seguridad y profesionalismo. También se fortalecerán las becas para estudiantes de especialidades, porque sin médicos suficientes ningún sistema tiene futuro.

Todo esto lo escucharon funcionarios, directores hospitalarios y legisladores presentes. Pero más allá de los cargos, la pregunta que flota es la que importa:

¿Por fin tendremos un sistema de salud que trate a las personas como personas?

Ojalá. Porque Tamaulipas merece que la salud sea nuevamente un espacio de confianza, no un depósito de carencias heredadas. Merece un sistema donde la gente no pague las consecuencias del saqueo y donde el personal médico no tenga que improvisar entre parches y ausencias.

La salud no sólo necesita inversión. Necesita memoria, justicia y humanidad.

Y ese ha sido el compromiso del cardiólogo que un día abrazó la política, ese territorio donde también se suturan las venas abiertas del presupuesto y la confianza ciudadana. En un sector marcado por olvidos y cicatrices, Américo Villarreal Anaya busca repararlo con la misma precisión con la que un médico devuelve el pulso a un paciente.

Y hay que decirlo con todas sus letras: Américo va ganando. No en la arena electoral, sino en algo mucho más importante: en recuperar la confianza de la gente y en demostrar que la salud, cuando se atiende con responsabilidad, deja de ser promesa y vuelve a ser un derecho humano.

Desde Mi Trinchera…

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