La casa de los Medina

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Por María Jaramillo

Durante décadas, la esquina del 15 Juárez fue un recordatorio incómodo de lo que ocurre cuando el conflicto, la desidia y el desinterés se imponen sobre la ciudad. La Casa de los Medina —un inmueble con historia, pero también con litigios y abandono— se convirtió en un vacío urbano en pleno corazón de Ciudad Victoria, como otros tantos de sillar  y herrajes antiguos, propios de la arquitectura norestense.

Hoy, ese símbolo del abandono empieza a cambiar de significado.

El anuncio del gobernador Américo Villarreal Anaya de transformar el edificio en modernas oficinas gubernamentales no es un simple proyecto de obra pública. Es una señal política: el centro histórico vuelve a importar, y el gobierno estatal apuesta por ocupar espacios olvidados en lugar de seguir expandiéndose sin orden.

La decisión no fue sencilla. Existía un conflicto familiar prolongado que mantuvo congelada esa propiedad durante años. Pero el interés del Estado por reactivar una zona estratégica permitió destrabar el problema y abrir paso a un proyecto con visión administrativa y urbana. Donde antes hubo abandono, ahora se planea eficiencia; donde hubo ruina, se proyecta funcionalidad.

El mensaje es claro: la modernización gubernamental también se construye con ladrillos. La posible llegada de la Agencia Digital a este espacio no es casualidad. Habla de una administración que busca concentrar servicios, mejorar la gestión pública y adaptarse a la transición tecnológica que exige el presente.

Este proyecto no camina solo. Se suma a la recuperación del antiguo Cine Avenida, a los nuevos pasos peatonales sobre el río San Marcos y a una estrategia más amplia de resignificación del centro histórico. No se trata solo de embellecer la ciudad, sino de devolverle utilidad, movilidad y sentido.

En tiempos donde muchos gobiernos optan por la simulación o el remiendo, recuperar un edificio abandonado para convertirlo en un nodo de gobierno moderno tiene un valor simbólico poderoso. Gobernar también es decidir las ruinas que se deben  rescatar.

La Casa de los Medina deja de ser un problema heredado y empieza a convertirse en una apuesta de futuro. Y en una capital que durante años aprendió a convivir con el abandono,  ya es una noticia política.

Ahora que  el Estado vuelve a habitar el centro, la ciudad  vuelve a latir.

Desde Mi Trinchera…

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EL ABANDONO SE VE ASÍ Y DELATA A LA FAMILIA Y A LOS GOBIERNOS