Por María JARAMILLO ALANÍS
Desde Mi Trinchera
Los escándalos en Ciudad Victoria digamos que son el pan de cada día, pero, cuando se trata de uno de su clase, al menos Óscar de Jesús Almaraz Smer se dice de la “alta sociedad”, aunque la raza del Campestre le cierre una y otra vez las puertas, representando al partido de Cabeza de Vaca, resultan imperdonables.
El escándalo financiero es de proporciones alarmantes, el desfalco de más de 65 millones de pesos, ha puesto en entredicho la decencia de Almaraz Smer. Hubo sospechas del dispendio durante su trienio, pero hasta ahora en bajo voce los vecinos del 21 Hidalgo y Juárez se preguntaban de dónde había sacado el Contador, para comprarse una casa en el Fraccionamiento Montes Altos cuya puerta es faraónica y que no habría podido comprarse con el sueldo de funcionario municipal ni estatal.
La revelación de un presunto desfalco millonario durante su mandato como alcalde ha generado un ambiente de desconfianza y descontento entre los ciudadanos.
El centro de esta controversia recae en Gerardo Robles Riestra, ex tesorero de la administración de Almaraz durante el periodo 2016-2018, quien ha siendo señalado por el desvío de una suma extraordinaria de $65,049,042.45.
Este hecho, documentado en la Auditoría No. 1708-DE-GF de la Cuenta Pública 2017, plantea serias interrogantes sobre la gestión de los fondos públicos y la transparencia en el gobierno local.
Los esfuerzos por esclarecer este asunto han sido considerables, sin embargo, la falta de colaboración y transparencia por parte de Robles Riestra y su equipo ha obstaculizado el proceso de investigación. La ausencia de documentos que aclaren la responsabilidad de este presunto desfalco ha generado aún más incertidumbre entre la ciudadanía.
El impacto de este escándalo va más allá de cifras y números. Se trata de un golpe a la confianza del pueblo en sus líderes y en las instituciones encargadas de velar por su bienestar. El desvío de recursos destinados al progreso y bienestar de la sociedad es un acto de traición imperdonable.
Ahora más que nunca, es crucial que aquellos responsables enfrenten las consecuencias de sus acciones y se haga justicia en nombre del pueblo que tanto han defraudado. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para restaurar la confianza perdida y avanzar hacia un futuro donde la corrupción no tenga cabida en nuestra sociedad.
Es momento de que los líderes políticos asuman su responsabilidad y demuestren un verdadero compromiso con el bienestar de Ciudad Victoria y sus ciudadanos.
Los amigos financiadores de Almaraz
Con apoyo financiero de Cabeza de Vaca, la asesoría de Miguel Osorio Chong y operación electoral de César García Coronado, el candidato del PRIAN Óscar Almaraz Smer busca revertir su inevitable derrota y regreso a la Presidencia Municipal de Victoria.
El trío de hampones, que ven como botín la capital del Estado, le están aportando a Almaraz parte de su dudoso capital económico para la compra de conciencias y voto de los victorenses.
El ‘Chino’ Osorio y de César García, ex delegado de la SCT en San Luis Potosí, son la vía para suministrar de recursos al candidato de la sonrisa cínica, quién es superado por amplio margen por Lalo Gattás, candidato de Morena a la alcaldía de Victoria.
Ya en la recta final del proceso electoral, Almaraz ha dejado sus viajes frecuentes a McAllen, Texas donde recibía recursos e instrucciones del ex gobernador prófugo Francisco García Cabeza de Vaca y ahora depende de los enlaces antes citados para en las próximas dos semanas tratar de revertir su derrota, la cual es inevitable y la 4T seguirá gobernando la Capital de Tamaulipas.
A Óscar le queda de dos sopas, denunciar y deslindarse de quienes se burlaron de los ciudadanos, desfalcando los recursos públicos o perderse igual que su patrón Vaca y salir huyendo de Tamaulipas, obviamente, perderá la elección municipal.
La justicia de los hombres tarda pero llega, la justicia divina será implacable.
PD: ¿Óscar sabrá a lo qué se dedica su hijo en sus ratos libres?
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.