LA CULTURA DE LA PREVENCIÓN.

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María JARAMILLO ALANÍS

Desde 1985, después del devastador sismo que devastó una buena parte de la Ciudad de México, y en la que jamás sabremos la cifra real de las personas fallecidas o desaparecidas bajo los escombros, la sociedad organizada les dio una lección a los gobiernos de aquel entonces, que atónitos veían como nosotros, a través de la televisión, la  ruina y muerte. Aquella sociedad capitalina, rescató cuerpos, personas, animales, se organizó barrio por barrio y dio resultados.

A partir de entonces, los gobiernos, rebasados por la sociedad, echaron a andar el sistema Nacional de Protección Civil, nadie ahora puede decir que no sabe qué hacer cuando se presenta un inminente peligro, todos sabemos que ante un pronóstico de Ciclón o Tormenta Tropical, hay que avituallarse de agua, cerillo o encendedores, veladoras o velas, documentos importantes en carpetas de plástico y una mochila de emergencia con comida.

Es más, la gente del campo es la más sabia del qué hacer frente a las avenidas o crecientes de los ríos, son ellos los que mejor conocen la naturaleza y por lo tanto,  siempre será mejor preguntar y estar al tanto de boca de ellos, el qué hacer y por dónde ir en materia de crecidas de ríos y arroyos, socorro médico, sin la sabiduría de la gente del campo, los de escritorio se perderían

Todo eso junto ha permitido que “Alberto” haya dejado solo  personas resguardadas en albergues, casas llenas de agua,  crecientes embravecidas, el sistema lagunario del Tampico, Madero y Altamira, ha regresado para alegría de todos, nuestras presas en algunos casos, como la Vicente Guerrero podría alcanzar  un 30 por ciento de su capacidad de almacenamiento de agua,  y eso alivia nuestra sed.

Dice el dicho que el tiempo y el agua descubren la verdad, la corrupción, lo mal hecho de las obras y ese es el caso del Eje Vial de Ciudad Victoria y la obra del 17 o Avenida Francisco I. Madero, en ambos casos, no existe  drenaje para aliviar el acumulamiento de agua. Lo menos que puede pasar en el Eje Vial es que algunos que no conocen lo mal hecho de la obra se aventuren y traten de cruzar a lo largo de la calle que va paralela a la vía del ferrocarril, y ahí se quedan varados con el agua hasta el cuello.

Un poco de historia no hace daño, y hay que recordar que el primer tramo del Eje Vial fue inaugurado en diciembre del 2004 por el entonces gobernador Tomás Yarrington, con una longitud de 3 mil 460 metros y una inversión de 118 millones, actualmente está compuesto por tres etapas que conecta el Libramiento Naciones Unidad con el acceso a la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) en el que se ha invertido más 400 millones de pesos.

 Y este eje vial se debería llamar el Eje Vial de los ricos de Victoria, de Tamaulipas, pues se enriquecieron con los recursos asignados, pero a ninguno de estos bandidos  se le ocurrió ponerle drenaje

Y en el caso del 17, simplemente está tan mal hecha la obra, que hicieron un taponamiento y el agua se mete a los negocios y las viviendas que aún sobreviven en esa rúa comercial.

Oscar Almaraz Smer, concluyó las obra iniciada por el infame gobernador Egidio Torre Cantú, con recursos asignados por la federación y el gobierno estatal.

Calles concluidas también en la administración de Almaraz, por citar un ejemplo; calle 22, totalmente devastada, y colonias enteras sin una pizca de pavimentos, otras con revestimientos ínfimos, obviamente, el tiempo y el agua descubren la verdad.

Gracias a la visión preventiva y organizado desde el gobierno estatal y con indicaciones puntuales del Gobernador Américo Villarreal Anaya, y en Ciudad Victoria de Eduardo Gattás Báez, solo hay reportes de ríos crecidos, el sistema lagunario recobró su capacidad de almacenaje, las presas se recuperan, y en la capital los 17 drenes pluviales de la ciudad funcionaron adecuadamente, evitando inundaciones y pérdidas en hogares y negocios.

Estos resultados  no son obra de la casualidad, sino de un operativo diseñado con antelación y ejecutado como debía ser y, durante los cinco días que la tormenta azotó la Capital del Estado, los servicios públicos municipales no se detuvieron ni colapsaron.

Aunque hubo inundaciones y desbordes, estos fueron resueltos en cuestión de horas, minimizando cualquier impacto negativo. Durante la contingencia, la Coordinación de Protección Civil atendió más de 40 reportes, que incluyeron la caída de árboles, autos varados y el cierre de vados de los ríos San Marcos y áreas rurales cercanas, y así deberá seguir operando.

Podemos decir que Alberto, solo trajo beneficios, pues descubrió las obras mal hechas y que se deben arreglar a la brevedad posible,  y remediar  todo lo que se pueda, desde calles con mejor pavimentación, y además y sobre todas las cosas; nos dejó una gran cantidad de agua que desde las Comapas se debe cuidar, obviamente con la colaboración de la sociedad.

Alberto nos dejó agua, eso pedimos y eso nos mandó el cielo… ¿cumple o no cumple el de mero arriba?

Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.

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