Por María Jaramillo Alanís
La colocación de la primera piedra de la Planta Potabilizadora de la Segunda Línea del acueducto de la presa Vicente Guerrero, marca un paso determinante para el suministro de agua en Ciudad Victoria.
Este proyecto no solo apunta a resolver problemas añejos, de abastecimiento y distribución, sino que también refleja un enfoque de largo plazo para un sistema hídrico eficiente y sostenible.
Durante décadas, la falta de una infraestructura adecuada en el suministro de agua ha sido una queja constante en la capital tamaulipeca.
La administración actual parece haber escuchado estas demandas y está comprometida en cambiar esta realidad con una obra que no solo responde a la necesidad actual, sino que proyecta una vida útil superior a los 32 años.
Américo Villarreal Anaya dejó claro que la primera etapa del proyecto podría estar lista en marzo, mientras que la culminación total del acueducto se espera en dos años, un plazo que puede considerarse ambicioso, pero necesario.
Esta nueva planta potabilizadora no solo incrementará el volumen de agua disponible, sino que también mejorará su calidad. Con una capacidad de mil 500 litros de agua por segundo, y al utilizar una tubería de acero recubierta y diseñada específicamente para reducir las pérdidas, el gobierno de Villarreal Anaya busca evitar los desperdicios del sistema actual, en el que de cada mil litros, 300 se pierden debido a la presencia de arena y lodo.
Pero ¿qué representa realmente esta obra para Ciudad Victoria? Más allá de la solución técnica, representa la posibilidad de un cambio en la calidad de vida. En una ciudad con frecuentes restricciones de agua y con una infraestructura hídrica que se ha quedado obsoleta, esta obra ofrece una esperanza de estabilidad y desarrollo.
Es importante, sin embargo, que este proyecto se mantenga bajo una estricta supervisión y que se informe de manera transparente a la ciudadanía sobre los avances, plazos y costos.
Los victorenses han sido testigos de promesas incumplidas en el pasado y de proyectos que, por falta de mantenimiento, no han alcanzado los resultados esperados. Esta vez, el reto es mayor, pues los recursos invertidos y el alcance de la obra comprometen al gobierno a rendir cuentas claras y a garantizar que esta inversión pública no se convierta en un ejemplo más de ineficiencia.
Por ahora, la colocación de la primera piedra es motivo de optimismo, pero es fundamental que la administración de Villarreal Anaya continúe demostrando con hechos concretos su compromiso.
La promesa de celebrar la conclusión del acueducto en la plaza Juárez en dos años debe convertirse en una realidad, no solo como una meta simbólica, sino como un beneficio tangible para Ciudad Victoria.
Han sido décadas de gobiernos estatales omisos, y solo el ingeniero Américo Villarreal Guerra (+), fue visionario, el acueducto construido tan sirvió que durante 32 años trajo el agua de la Presa Vicente Guerrero a la capital, pero ninguno de sus sucesores, movieron un dedo para mejor aquella infraestructura, ojalá lo realizado en materia hídrica por Américo Villarreal Anaya, no solo arranque, sino que se concluya y sea realmente eficiente y sustentable.
Pero al mismo tiempo, urge la concientización del cuidado del agua, y tendrán que ser acciones aparejadas. Sin agua no habrá vida, nos toca cuidarla.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.