María Jaramillo Alanís
Lo había advertido Carlos Peña Ortiz cuando demandó al Congreso y al Gobierno de Tamaulipas más recursos para atender las necesidades de Reynosa, lo que ni él ni su madre pudieron, la senadora de San Luis Potosí, Maki Ortiz; “pronto habrán de saber todo, desde el Congreso se paga para que me golpeen” y en la “mañanera Legislativa” del martes, Humberto Prieto Herrera denunció la guerra sucia contra él y contra el Congreso.
Un medio capitalino, denunció a la empresa Humayna Construcciones S.A. de C.V., propiedad de sus padres, que habría recibido contratos de obra pública por más de 42 millones de pesos del Ayuntamiento de Reynosa entre 2018 y 2022.
Aunque Prieto Herrera ha negado cualquier vínculo con la empresa y ha defendido la legalidad de los contratos, ante la opinión popular su familia y él mismo quedan en entredicho, por la magnitud de los recursos involucrados.
Desde la tribuna de la “Mañanera”, el diputado presidente Prieto Herrera alzó la voz para denunciar lo que consideró una campaña de desprestigio contra el Congreso Local y contra él mismo.
En tiempos en que los medios de comunicación debemos estar atentos ante lo que hacen o dejan de hacer las y los diputados, se soslaya el trabajo legislativo y se pierde la perspectiva frente a la Casa del Pueblo. Y resulta oportuno recordar que la función legislativa, con todas sus virtudes y defectos, representa el equilibrio indispensable entre los poderes.
Prieto Herrera, fiel a su costumbre de no amilanarse ante nada, dijo; “No nos vamos a rajar”, apelando no solo a una postura política, sino también a un deber moral frente a la representación ciudadana.
Eso sí, advirtió que independientemente del color o la investidura, si hay responsabilidades legales se habrán de ejercer. Este principio, que parece obvio, cobra relevancia en un entorno donde las acusaciones muchas veces suplen las pruebas, y donde el linchamiento mediático precede al debido proceso.
Prieto Herrera elevó el pleito de los Peña Ortiz, que más allá de las aclaraciones personales sobre temas como contratos de obra pública y la actividad empresarial de familiares, lo importante en este episodio es la defensa del Congreso como institución.
Que existan cuestionamientos es sano que se basen en falsedades o filtraciones manipuladas, no lo es. De ahí la exigencia legítima del diputado Prieto: que las dependencias involucradas aclaren y transparenten, y que si alguien se siente agraviado, acuda a las instancias legales correspondientes.
El Congreso no es un castillo inexpugnable, pero tampoco un blanco para desahogos partidistas ni ambiciones personales.
Y si los legisladores, como dice Prieto Herrera, están cumpliendo con su trabajo y abriendo canales de participación ciudadana —como en el caso del proceso de revocación de mandato en Reynosa—, la crítica debe tener argumentos, no solo intenciones.
Que la pluralidad no sea excusa para la guerra sucia. Y que la representación popular, con todos los matices que implica, siga siendo un espacio donde el poder no se ejerza con miedo, sino con responsabilidad.
En el fondo, se comprende que los Peña Ortiz estén indignados con Prieto Herrera, pues abandonó su cuadra y los dejo con un palmo de narices, pero… ¿cómo califican la actuación de Maki, Makito y sus compinches frente a las inundaciones? Más allá; ¿Qué han hablado con Francisco García Cabeza de Vaca en sus reuniones en McAllen? Sería interesante saber si JR Gómez Leal será su candidato a la gubernatura?
En todo caso, estamos frente a las traiciones propias de enfermos de poder.
Prieto Herrera tiene el apoyo de sus compañeras diputadas y diputados-de todos los colores- y además, el gobernador Américo lo ve con buenos ojos y ha calificado el trabajo legislativo como excelente.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.