Por María Jaramillo Alanís
Tiene razón el alcalde de Victoria Lalo Gattás, cuando afirma que el ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca a lo único que puede aspirar es a ser un interno en algún penal de alta seguridad en México o en Estados Unidos. La deuda que nos ha dejado es dolorosa y es una herida que no cierra, que galopa por el territorio tamaulipeco.
Tamaulipas pasó de ser un territorio silenciado por el sicariato al servicio del PRIAN, a uno donde es urgente vivir en paz. La violencia que generó el gobierno de Vaca y sus aliados del crimen organizado, dejaron una estela dolorosa, de muerte y desaparecidos.
Y en materia de derechos humanos quedó evidenciado que desde todas las dependencias, como Seguridad Pública, Fiscalía General de Justicia, Comisión Estatal de Búsqueda, Comisión Estatal de Atención a Víctimas del delito, así como la General de Gobierno, incluso el DIF, Bienestar social, a la población le fue vulnerado su derecho a una vida digna, y en más de los casos, tuvieron que velar a sus muertos y miles siguen llorando a sus desaparecidos y guardan la esperanza de su regreso.
Cabeza de Vaca, aspira a la presidencia de México, pero antes tendrá que dar cuentas de la herencia de muerte que dejó en Tamaulipas.
Aquí unos cuantos datos que no deben olvidarse.
El 23 de marzo de 2017, 24 reos peligrosos se fugan del penal estatal, entre ellos los secuestradores y asesinos que habían desparecido a la hija de Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez y que además, ella había seguido la pista, hasta dar con ellos y detenerlos.
El 10 de mayo de 2017, éstos mismos, prófugos del Penal de Tamatán, ejecutan en la puerta de su casa, a Miriam Rodríguez Martínez en San Fernando, días antes, en una reunión en el salón de toma de decisiones, Miriam había solicitado a la entonces subsecretaria de la General de Gobierno-segunda de a bordo de César Verástegui -Gloria Garza Jiménez, protección porque su vida corría peligro, la ex funcionaria y hoy magistrada, palabras más palabras menos le dijo “que no contaban con suficientes agentes para darle protección y no había manera”
El 4 de junio de 2018 ejecutan a Heriberto Sáenz Martínez cuando salía de las oficinas de la CFE en Reynosa, era hermano de Víctor Sáenz Martínez, jefe de la Oficina del entonces gobernador Cabeza de Vaca, y jamás supieron quienes ni porqué lo asesinaron. Lo cierto, es que Víctor Sáenz, de ser hombre todo poderoso, deja la oficina de Vaca.
El 22 de enero de 2021, se descubren los cuerpos de 19 personas completamente carbonizados en Camargo. Hallan responsables a policías del Grupo de Operaciones Especiales (GOPES), creado por Cabeza de Vaca, policías que se supone fueron detenidos y encarcelados en el penal de Tula, pero…resulta que en Tula no existe cárcel.
El 19 de junio de 2021, un comando armado asesina a 15 personas inocentes mientras recorre Reynosa, algo inédito en la historia del crimen organizado.
En la reciente visita del subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaria de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, dijo que hay una “Herencia dolorosa, que le toca hoy enfrentar al gobierno del Estado en quien tenemos cifradas muchas esperanzas y con quien queremos colaborar para revertir esta situación”
Pero además Encinas, viejo conocido nuestro, sostuvo ante los medios de comunicación que el pasado gobierno, no solo no tenía coordinación con el gobierno de la República, sino que silenciaba cifras, datos de las violaciones a los derechos humanos derivados de la violencia en Tamaulipas.
Pero además, Vaca tiene una deuda pendiente con el gremio periodístico.
El 13 de enero del 2018, Carlos Domínguez Rodríguez es asesinado a puñaladas cuando hacía un alto en un crucero en Nuevo Laredo. Luego, desde la Fiscalía General de Justicia se armó todo un expediente para implicar a periodistas que fueron detenidos y encarcelados, torturados, y de paso, señalar que Carlos Cantú Rosas, era el autor intelectual, tan quedó demostrado que fue un expediente a modo, para quitar del camino a un “enemigo” político de Vaca que los señalados fueron absueltos, y el crimen de Carlos Domínguez sigue impune.
El 28 de mayo del 2018, Héctor González Antonio, es asesinado en Ciudad Victoria, los participantes a decir del fiscal, Irving Barrios Mojica, fueron al menos tres.
El móvil hallado por la Fiscalía fue que Héctor se resistió al asalto. De risa y rabia, lo cierto es que las cámaras del C-4 o C-5, siguieron la ruta de los asesinos, cazaron a Héctor, lo esperaron, lo asesinaron, le robaron sus teléfonos y su vehículo, sin embargo, la calle siempre apuntó hacía el tercer piso de gobierno a la oficina de Comunicación Social y la del hermano de Vaca.
El crimen de Héctor sigue en la impunidad.
El 29 de Junio del 2022, un supuesto asesino solitario, asesina a Antonio de la Cruz y a su hija Cintia, al salir de su casa, en esta capital, el arma utilizada fue calibre 40. A una cuadra de la casa de Antonio había una torre de cámaras de seguridad pública, extrañamente estaba apagada, el área fue acordonada y prácticamente “limpiada”.
Gustavo Cárdenas Gutiérrez, diputado local y amigo de toda la vida de Antonio, acusó al gobernador Vaca de ser quien había mandado asesinar al periodista. Y la calle, lo aseguró siempre.
No había móvil, simplemente Antonio era el cordero que Vaca quería. Fue la respuesta de un animal herido luego de perder las elecciones el 5 de junio del 22.
Estos dos crímenes son la cereza del pastel de un gobierno de facinerosos, coludidos con el crimen organizado, y que, durante seis años la impunidad prevaleció. La familia de Antonio y las y los periodistas seguimos agraviados por el gobierno de Vaca.
Esas son las deudas que tiene Vaca con las y los tamaulipecos, antes de querer ser candidato a algo, que nos explique y que entregue a los matones de nuestros compañeros, hasta este mismo momento, Vaca es cómplice de los asesinos.
Claro que Gattás Báez tiene razón cuando asegura, que a lo único que puede aspirar García Cabeza de Vaca es a una celda en algún penal, y hacemos votos para que así sea.
Vaca puede ser presidente sí, pero en Almoloya o Puente Grande…
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.