Por María Jaramillo Alanís
La visita del gobernador Américo Villarreal y María Santiago de Villarreal, al ejido El Aquiche, en el municipio de Xicoténcatl, me recordó a mi padre, y por razones que no entiendo, – su familia provenía del Sotol del Valle de Jaumave- nació ahí y vivió con su abuela Francisca Castillo hasta los cuatro años de edad.
Pues allá, en el corazón del trukismo, en el ejido El Aquiche, pegado a Xicoténcatl, donde la gente ya está cansada de tranzas y pillerías, del cacicazgo de los hermanos Vicente y Cesar Verástegui, alias los “Trukos”, pues allá fueron el gobernador Américo y María, su esposa y presidenta del DIF Tamaulipas, y llegaron con Lazos de Bienestar, acercando a la población medicinas, sillas de ruedas, empleos y despensas beneficiando a más de 3 mil familias de esta región.
El gobernador y María, escucharon las peticiones de la gente que de inmediato fueron atendidas y recibieron solución a ellas.
Algunos pobladores expresaron su hartazgo; “Estamos cansados de tanto ladrón que todo quieren para ellos y sus allegados. Los gobiernos del PAN son ladrones y dan la espalda a la gente; ya no queremos más de ellos. Que se vayan”.
Las denuncias fueron por lo bajo, con cierto temor, otras a grito abierto, de quienes ya no pueden contener su hartazgo y buscar sacudirse el yugo de los caciques de horca y cuchillo, que por años han mantenido en el subdesarrollo político, económico y cultural a la región cañera de Xicoténcatl y Mante, y comunidades circunvecinas, hasta donde se extendieron las nefastas influencias de los hombres estos hombrecillos protegidos por la iglesia y los matones.
El subdesarrollo generalizado se puede observar en la caída de la productividad; en el campo, otrora pujante y generador de riqueza, hoy ni siquiera cuatro milpas han quedado.
La principal factoría del pueblo cerró sus puertas ante el acoso de las fuerzas ajenas a la empresa que pretendieron quedarse con la mayor parte de las ganancias sin el menor esfuerzo.
Y así, todos los demás sectores se paralizaron al dejar de circular el dinero que llegaba con la venta de materias primas y productos elaborados por las manos trabajadoras de la región.
Otros emigraron, cansadas de tanto latrocinio, pero los más valientes, los que se quedaron a dar la batalla, piden a gritos que las cosas cambien para bien, como quedó de manifiesto al paso del gobernador por estos rumbos cañeros.
La gente está hambrienta de una transformación y no quieren a los Trukos ni al PAN.
La alegría provocada entre los vecinos por la visita del gobernador y su esposa, quieren que permanezca para siempre. Por suerte, al frente del gobierno se encuentra gente de trabajo y de buena fe.
Y si los cañeros así lo desean, el cambio llegará, porque las hazañas se sueñan, y las grandes transformaciones sociales se alcanzan con el pueblo y más fácil cuando hay un líder como el que tiene actualmente todo Tamaulipas.
Así que pronto, los Trukos y sus rapacerías serán solo un triste recuerdo en la región cañera.
Desde Mi Trinchera Vietnamita, más Janambre que nunca.